Ecuador, a 100 años del bautismo de sangre

Publicado el por Diego Farpón, Colaborador

Categorías: Actualidad Internacional, Formación - Historia del movimiento obrero

Reproducimos el artículo de Diego Farpón, colaborador de Información Obrera. En él se explica el significado de la masacre del 15 de noviembre de 1922 en Ecuador El 15 de noviembre de 1922 pasó a la historia del Ecuador como el día de bautismo de sangre de la clase trabajadora: aunque las cifras reales se las llevó el río Guayas, que recorre Guayaquil, podemos afirmar, sin temor al error, que tuvo lugar una masacre. Intentamos en el escrito explicar aquel 15 de noviembre sin mitificación ni como hecho aislado, sino insertado en el proceso de implantación del modo de producción capitalista en el Ecuador, así como en la lucha de clases, inherente al mismo.

Implantación del modo de producción capitalista y lucha de clases en el Ecuador: a cien años del bautismo de sangre

I parte: la importancia del cacao en la historia del Ecuador

I-La importancia del cacao

Hace más de 5000 años ya se utilizaba cacao en las tierras que, mucho tiempo después, conocemos con el nombre del Ecuador. En el siglo XVIII el cacao comenzó a producirse en ingentes cantidades en los latifundios ecuatorianos y, especialmente, en la provincia de Guayas. A fines del siglo XIX y principios del siglo XX el Ecuador se convertirá en el mayor productor y exportador mundial de cacao. Hoy es todavía una potencia cacaotera.

De la mano del cacao llegarán profundas transformaciones sociales y económicas al joven Estado, una vez ha logrado desembarazarse del dominio colonialista y expoliador español. Como vamos a ver, el cacao es la manera que encuentran las relaciones de producción capitalistas de abrirse paso en el país andino: los siervos van a dejar lugar a los agrícolas asalariados. El cacao va a ser, pues, la herramienta mediante la cual se impongan las relaciones sociales de producción capitalistas en el Ecuador y, a su vez, gracias a la enorme producción, la herramienta de las clases dominantes para insertarse en el mercado mundial y, simultáneamente, llevar a cabo un proceso de acumulación que les permita constituirse como clase dominante burguesa.

II-El antagonismo entre las clases dominantes ecuatorianas

En el Ecuador encontramos tres zonas bien diferenciadas. En el oriente, la Amazonía, zona indígena y aislada y menospreciada. La zona central, la zona serrana, donde encontramos la ciudad histórica de Quito. Y, por último, al oeste, bañada por el Pacífico, la zona costeña.

El antagonismo entre las zonas es, como ocurre habitualmente, fruto del combate entre las clases dominantes. En el caso del Ecuador estos combates se iniciaron en el mismo momento en el que se emanciparon de la metrópoli: rotas las trabas coloniales, a través del puerto de Guayaquil, capital de Guayas, las clases dominantes costeñas podían ofrecer su cacao al mundo, e importar productos baratos; sin embargo, las clases dominantes serranas necesitaban una economía cerrada y proteccionista, para tener un marco que les permitiese desarrollar su industria textil semidoméstica.

La dualidad costa-sierra, Guayaquil-Quito, que hunde sus raíces en las últimas décadas del siglo XIX y comienzos del XX es una realidad todavía presente. En la actualidad basta ver los resultados de cualquier elección presidencial para observar cómo las tres zonas se encuentran divididas, como el país se halla fracturado. Tres zonas porque, al margen del combate entre las clases dominantes guayaquileñas y quiteñas por dirigir el proceso de acumulación en el Ecuador, la zona indígena se ha constituido, también, como sujeto político frente a una realidad que ha explotado la Amazonía sin tener en cuenta a sus habitantes.

Esta dinámica de fractura política y social, fruto, como señalamos, de la implantación del modo de producción capitalista, sólo pudo ser paliada por la Revolución Ciudadana temporalmente alrededor de siglo y medio más tarde, entre 2009 y 2017. Pero esta es otra historia.

III-Cacao, ferrocarril y clases dominantes

Lo explicado hasta este momento nos sirve para comprender la situación en el Ecuador a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Ahora, juntemos los elementos y démosles dinamismo: la economía costeña se impondrá. La actividad portuaria, unida al salario en el campo, son potentes palancas que no puede frenar la sierra, incapaz de impedir el desarrollo capitalista, al que no tiene nada que oponer salvo la tradición y el agonizante viejo mundo.

Pero nos falta todavía un elemento, símbolo por excelencia de la sociedad burguesa: el ferrocarril.

“La gran industria ha creado el mercado mundial previamente preparado por el descubrimiento de América. El mercado mundial ha permitido un ingente desarrollo del comercio, la navegación y las comunicaciones por tierra. Este desarrollo ha repercutido, a su vez, en la ampliación de la industria. Y en la misma medida en que se ampliaban la industria y el comercio, la navegación y los ferrocarriles, se desarrollaba también la burguesía, aumentando sus capitales y desplazando a un segundo plano a todas las clases originarias de la Edad Media” (el Manifiesto Comunista, Engels, Marx).

El ferrocarril va a jugar, no es ninguna sorpresa, un elemento vertebrador del Ecuador. A través del mismo las mercancías del puerto de Guayaquil podrán llegar hasta Quito, y aún más al norte. Además, la construcción del ferrocarril va a ser un elemento de surgimiento y constitución del proletariado, así como de organización y lucha: más de 4000 muertes va a costar la construcción del Ferrocarril Transandino.

“La empresa The Guayaquil & Quito Railways Co. mantiene en condiciones infrahumanas a sus obreros, llegando al extremo de hacer explotar montañas con los hombres adentro para no pagar sus salarios”. (15 de noviembre de 1922: el bautismo de sangre de la clase obrera ecuatoriana en la Izquierda Diario, Romero, Víctor).

Implantación del modo de producción capitalista y lucha de clases en el Ecuador: a cien años del bautismo de sangre

II parte: Gran Guerra, crisis y organización del proletariado

IV-La Gran Guerra

Hace un siglo las consecuencias de la Gran Guerra -la guerra que iba a acabar con todas las guerras y que dos décadas después pasaría a ser llamada I Guerra Mundial ante el estallido de otra gran guerra- hacían estragos. La situación para el Ecuador no será excepcional: como señalamos anteriormente, mediante la exportación del cacao la economía guayaquileña implantó las relaciones de producción capitalistas y, no sólo eso, sino que adquirió protagonismo internacional. En otras palabras: la economía guayaquileña ha ligado su futuro, en lo fundamental, al futuro del cacao. A su vez, el proletariado -que incluye movimientos de población de la sierra a la costa en busca del novedoso salario- está atado, irremediablemente, al cacao.

Ahora vamos a observar unos datos:

“En el mercado de Nueva York, el precio de cacao bajó de un máximun de 26 ¾ centavos de dólar por libra en marzo de 1920 a 12 centavos en diciembre de ese año, y a un mínimo de 5 ¾ centavos en 1921 (…)”.

El precio del cacao cae en picado. Y a su vez:

“(…) mientras en 1916 se había exportado más de un millón de quintales de ese producto, [el cacao,] en 1923 sólo se exportaron 640 mil. Y la caída de los precios, sumada a la merma del volumen de las exportaciones, hizo descender el valor de éstas, de 20.220,000 dólares en 1920 a $ 9.360,000 en 1921, $ 10.600,000 en 1922 y 7.580,000 en 1923” (el proceso de dominación política en Ecuador, Cueva, Agustín).

La situación económica es, pues, explosiva: la implantación del modo de producción capitalista en el Ecuador se ha realizado bajo la dominación y dependencia del cacao, y el mercado mundial, agotado tras la Gran Guerra, no es capaz de absorber los niveles de producción que permitan mantener la dinámica de la economía ecuatoriana.

V-La competencia mundial

Añadamos un último elemento: el mercado mundial lleva aparejada la competencia y la especulación. El cacao no tardó en ir más allá de sus originales lugares de producción. De esta manera, lo que en principio pudiera parecer un camino de rosas para la acumulación capitalista en determinados países -Brasil, Ecuador, Venezuela- no tardó en ser una feroz lucha por el mercado mundial. Y el cacao se puso en marcha. En primer lugar, el cacao llegó al Caribe. Más tarde daría el salto al continente africano.

A principios del siglo XX el cacao africano sufrió un fuerte impulso, en algunos países que, además, aún eran colonias, lo que les daba ventajas tributarias. La Gran Guerra reorganizó el mercado mundial del cacao, y los países de África, sometidos a la dominación y explotación coloniales, desplazaron el eje de la producción mundial desde América hasta sus tierras.

VI-Lucha democrática y organización del proletariado en el Ecuador

A finales de 1905 -de hecho el último día, el 31 de diciembre- se fundó la Conferencia Obrera del Guayas: el sindicalismo ecuatoriano se ponía en marcha. Entre sus reivindicaciones encontramos elementos propios del movimiento obrero en sus inicios, tales como lograr la semana laboral de seis días o la jornada laboral de ocho horas.

Como sabemos, ningún modo de producción es puro. El modo de producción capitalista en este o aquel país está atravesado por las contradicciones que, a lo largo de la historia, le han golpeado, así como por las herencias del pasado, que lo han moldeado.

Poco a poco, a medida que se implantan capitalismo y proletariado, a medida que la burguesía se constituye en realidad dominante, la clase busca caminos mediante los cuales enfrentar la explotación capitalista. Hay, pues, en esta época una mezcla de organizaciones artesanales, del viejo mundo que no quiere perecer, y obreras, del nuevo mundo que, en estos años, está pariendo el Ecuador.

“Los elementos de las clases medias, el pequeño industrial, el pequeño comerciante, el artesano, el labriego, todos luchan contra la burguesía para salvar de la ruina su existencia como tales clases. No son, pues, revolucionarios, sino conservadores. Más todavía, reaccionarios, pues pretenden volver atrás la rueda de la historia. Todo lo que tienen de revolucionario es lo que mira a su tránsito inminente al proletariado; con esa actitud no defienden sus intereses actuales, sino los futuros; se despojan de su posición propia para abrazar la del proletariado” (El Manifiesto Comunista, Engels, Marx).

El inicio del siglo XX ve nacer algunas organizaciones que expanden el ideario anarquista y el socialista. En 1909 tendrá lugar el I Congreso Obrero Ecuatoriano.

En 1911 el movimiento obrero ecuatoriano se movilizará, por primera vez, el 1º de mayo.

III parte: lucha obrera y bautismo de sangre

VII-El movimiento obrero en ascenso: noviembre de 1922

No será hasta 1922 cuando tenga lugar el II Congreso Obrero Ecuatoriano. Tuvo lugar entre el 7 y el 15 de octubre, en Guayaquil.

Encontramos, aquí, un nuevo impulso a la organización del movimiento obrero: se va a fundar la Federación de Trabajadores Regional Ecuatoriana. Dos días más tarde los trabajadores del ferrocarril van a iniciar la huelga, en Durán (frente a Guayaquil, al otro lado del río Guayas). Desde este momento la lucha obrera se va a desatar y la burguesía va a ser incapaz de detenerla.

El 8 de noviembre otras dos empresas se movilizan: Luz y Fuerza Eléctrica, por un lado, y Carros Urbanos, por otro. Las huelgas y la solidaridad de las masas con las reivindicaciones obreras se extienden, y el 10 la lucha sufre una transformación cualitativa: desde este día comienzan a parar los trabajadores de las fábricas de Guayaquil. El día 11 van a parar, también, artesanos y constructores.

Para el 13 de noviembre la lucha ha adquirido tales proporciones que la huelga vuelve a transformarse y da otro paso: se declara la huelga general indefinida y Guayaquil, con muchas contradicciones -con la participación del artesanado y, también, segmentos de la clase dominante enfrentada al Gobierno-, pasa a estar en determinadas zonas bajo control obrero, en las que los comités de huelga toman el poder.

El 14 de noviembre el Estado tiembla ante los acontecimientos que están teniendo lugar en Guayaquil: el presidente de la Cámara de Diputados, Carlos Arroyo del Río, avisa: “si la chusma hoy se levantó riendo, mañana se recogerá llorando”; y el presidente del Ecuador exige al Jefe Militar de la Zona de Guayaquil: “espero que mañana a las 6 de la tarde me informará que ha vuelto la tranquilidad a Guayaquil, cueste lo que cueste, para lo cual queda usted autorizado”.

La chusma, la clase obrera, el proletariado: “hasta en 1922, la clase obrera no ha participado en la vida política del país más que como un apéndice de los partidos burgueses y de los líderes revolucionarios burgueses (…)”. La chusma, estos días de noviembre, irrumpe: “(…) se veían carteles sobre ciertos edificios, firmados por el “Soviet” de Guayaquil (…)” (El movimiento obrero en El Ecuador, en La Internacional Sindical Roja, de agosto de 1928, Paredes, Ricardo).

VIII-El Estado ecuatoriano al servicio del capital: la matanza del 15 de noviembre

Así, el 15 de noviembre, mientras las masas pedían la liberación de los apresados en los días de huelga que se habían sucedido, el ejército abre fuego:

“El 15 de noviembre de 1922, un jefe del Ejército encerró con sus fuerzas militares, desde varias calles, para no dejar escapatoria, a una gigantesca manifestación que se había movilizado hasta las oficinas del gobernador para pedir la liberación de varios compañeros presos. Allí se produjo una ignominiosa matanza de más de mil personas, muchas de las cuales fueron pasadas a bayoneta y luego arrojadas al río Guayas” (Breve historia del Ecuador, Pareja Diezcanseco, Alfredo).

Las cifras son inciertas. El conteo imposible, por cuanto los cadáveres eran echados al río. Podemos encontrar hasta la cifra de 2000 muertos (Romero, Víctor). Esta matanza pasará a la historia con el nombre de “bautismo de sangre”.

“Las masas fueron rodeadas y los soldados realizaron una espantosa carnicería en las calles, en las plazas y dentro de las casas y almacenes. La matanza no terminó sino a avanzadas horas de la tarde.

Cuantos grupos pudieron se salvaron solamente gracias a una fuga veloz. Luego, en la noche, numerosos camiones y carretas se dedicaron a recoger los cadáveres y echarlos a la ría” (Historia del Ecuador, Efrén Reyes, Oscar).

Poco a poco, la represión logró que el orden social volviese a la normalidad, es decir, que la ciudad volviese a estar bajo el mando y control de la burguesía para la explotación del proletariado.

IX-Un balance de 1922

La lucha de aquel mes de noviembre de 1922 no fue idílica. Pero esto no es ninguna característica especial: ninguna lucha es idílica.

En cualquier caso, la potente corriente de la movilización social empujó al proletariado y a las masas a alzarse frente a la instauración del capitalismo en el Ecuador. No es difícil imaginar que nadie pensaba llegar tan lejos. Y, sin embargo, llegaron. La clase obrera ecuatoriana recorrió, en un breve espacio de tiempo, lo que a la clase obrera europea le costó décadas y décadas.

Allí se sentaron las bases de las luchas del futuro: por un lado, la conciencia de la represión, por otro, la experiencia de la movilización y el contacto con las masas. El proletariado comenzará un proceso de organización que desembocará, en 1926, en la formación de una nueva organización política: el Partido Socialista Ecuatoriano. Entre sus filas encontraremos, claro, a combatientes de noviembre de 1922.

Recordar el 15 de noviembre de 1922, además de para honrar a los muertos del proletariado, nos invita a reflexionar sobre distintos aspectos de la lucha de clases que, lejos de estar superados, deben ser repensados constantemente.

“Se reían, pero la verdad es que eran jóvenes, y los jóvenes tienen una idea vieja de la guerra: honor, belleza, heroísmo. Como el duelo entre Héctor y Ayante: los dos príncipes que antes intentaban matarse ferozmente y luego se intercambiaban presentes. Yo ya era demasiado viejo para creer todavía en aquellas cosas. Esa guerra la ganamos con un caballo de madera, descomunal, relleno de soldados. La ganamos gracias al engaño, no con la lucha a pecho descubierto, leal, caballeresca. Y esto a ellos, a los jóvenes, nunca les gustó. Pero yo era viejo. Ulises era viejo. Nosotros sabíamos que vieja era la larga guerra que estábamos librando, y que un día la ganaría aquel que fuera capaz de librarla de una manera nueva” (Homero, Ilíada, Baricco, Alessandro).

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