Han declarado la guerra a los pueblos
Las bombas siguen cayendo contra las ciudades de Ucrania, mientras cientos de miles se manifiestan en toda Europa contra la guerra. Incluso en las ciudades de Rusia, donde los manifestantes contra la guerra son detenidos masivamente.
Las instituciones del imperialismo como la Unión Europea y la OTAN y, en particular, la Administración americana, aprovechan la ocasión para exigir un incremento del gasto militar, mientras suministran armas a la guerra e imponen sanciones contra el pueblo ruso.
Ha llegado la hora de hacer pagar a todos los trabajadores y los pueblos la crisis del podrido sistema capitalista, Lo intentaron ya con la pandemia y ahora viven la ocasión como pintada. Han decidido que la población debe hacer sacrificios para pagar la guerra, para relanzar la carrera de armamentos. Cientos de miles de millones deben salir de los fondos públicos, de la sanidad, de la enseñanza, para alimentar el negocio de los fabricantes de armas, cuyas acciones suben como la espuma.
Han declarado la guerra contra todos los derechos y conquistas sociales. ¿Exageramos?
Vayamos a los hechos. En nuestro país, el Gobierno ya dobló el año pasado los gastos militares, y se apresta a nuevos incrementos. E impone en las Cortes, con mayor o menor acuerdo de todos los grupos parlamentarios, el apoyo a su política belicista, que comienza por el suministro de armas para alimentar la guerra.
Y todo ello tiene una vertiente social
No es por casualidad que el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, declarara el 3 de marzo: “la realidad es que estamos en Guerra y en la guerra no podemos pensar que solo les afecta a unos cuando en estos momentos nos va a afectar a todos”. Para, de inmediato, añadir que “es un momento muy importante de hacer una contención salarial”.
Es decir que, cuando la inflación está ya en el 8%, se pide a los trabajadores y a las organizaciones que acepten perder salario. Y apuntan más lejos. Muchos se preguntan, con razón, qué ocurrirá con el sistema público de pensiones, ya amenazado de un nuevo ataque, y con el sistema público de salud, en vías de desmantelamiento, y con las decenas de miles de puestos de trabajo de la industria.
Pedro Sánchez anuncia un “plan nacional de respuesta a la guerra”, que incluye un “gran pacto de rentas entre empresarios y sindicatos”. Pide sacrificar salarios y pensiones con la excusa de la guerra.
El capital y los Gobiernos a su servicio aprovechan la guerra para intentar imponer sus planes de miseria. Ningún militante obrero consciente, ninguna organización puede someterse a este chantaje. No se puede acepar ningún sacrificio para alimentar la máquina de guerra. Más que nunca, las reivindicaciones que permitan a los trabajadores y los pueblos sobrevivir deben ser la única pauta que nos guíe.
Desde todos los países, organizaciones y militantes dicen no a la guerra.
Decir ´«no a la guerra, no a la OTAN», no a Putin, es decir sí a los aumentos de salarios a la defensa de las pensiones, al restablecimiento del sistema de salud, a la derogación de la ley mordaza. Combatir en este sentido es nuestro compromiso.
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