Entrevista a Pablo Micheli – Congreso Nacional de Trabajadores de Argentina (CNTA)
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Han transcurrido casi diez meses ya desde la asunción presidencial de Milei en Argentina, con la que se inició un periodo nefasto para la mayoría de la población. Acerca del balance de este periodo y de la resistencia ante las políticas tan destructivas que se intentan aplicar, nuestro compañero Xabier Arrizabalo entrevista a Pablo Micheli, dirigente gremial y político del Congreso Nacional de Trabajadores de Argentina (CNTA).
“El balance de gobierno de Milei, no podría haber sido peor para la Argentina (…) los sindicatos tienen que convocar una gran marcha nacional antes de fin de año”
¿Cuál es el balance de los casi diez meses ya de presidencia de Milei?
Con respecto al balance de los 10 meses del gobierno de Milei, la verdad que no podría haber sido peor para la Argentina. En términos de debilidad de la democracia, creo que es una de las experiencias más preocupantes, más peligrosas y más violentas de los últimos 40 años. El modelo económico es prácticamente lo mismo o peor que el que se aplicó durante la dictadura militar, en la cual desaparecieron a 30.000 compañeros y compañeras.
Estamos atravesando una situación brutal respecto al poder adquisitivo del pueblo argentino, de las grandes mayorías, particularmente de la clase trabajadora (mujeres y hombres), peor en el caso de mujeres porque hay diferencias salariales cada vez más discriminatorias y pérdida de derechos en detrimento de las mujeres.
En el caso de las jubiladas y jubilados-pensionados y la clase media, clase media baja, están siendo golpeada durísimamente por el ajuste despiadado que ha descargado este gobierno, un ajuste que no tiene escrúpulos, no tiene parámetros, que ha inventado un capitalismo austríaco que supongo que ni siquiera es eso lo que están llevando adelante aquí en Argentina.
En realidad, es un saqueo abierto. Si uno compara los precios de los productos alimenticios en cualquier supermercado de la Argentina con un supermercado de Madrid, Barcelona, Roma, Nueva York o cualquier ciudad de Estados Unidos, va a encontrar una diferencia abismal porque aquí en Argentina los productos son más caros. La inflación en dólares en nuestro país es altísima, muchos productos están dolarizados y se encuentran al doble, triple y, en algunos casos, hasta diez veces más caros que en estas ciudades que mencionaba. A todo esto, se le suman los aumentos de las tarifas en los servicios como el de la luz el cual, por ejemplo, pasó de $10.000 a $100.000 pesos mensual, mientras los salarios de la gente están por debajo de la canasta alimentaria y con aumentos muy por debajo, inclusive, de la inflación. Los precios aumentan en dólares, los salarios en pesos.
En este contexto, han generado una situación de odio hacia el peronismo y de violencia cada vez creciente y preocupante. Además, han creado un protocolo anti piquete, anti protesta, de la mano de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Burllrich, y obviamente avalado por Milei y todo su equipo que necesitan de esas herramientas para avanzar con los ajustes. Dicho Protocolo es de una violencia inusitada, descargan todas las fuerzas de seguridad, esto es, Policía Federal, policía de la ciudad Buenos Aires, Gendarmería nacional, Prefectura Naval, todo lo que tienen a mano en cada movilización. No tienen escrúpulos, golpean de manera indiscriminada a los manifestantes, tiran gas pimienta, balas de goma y hasta terminan encarcelando y persiguiendo a la gente catalogándola de terroristas, sólo por encontrase en una movilización. Sinceramente, no sabemos hasta cuándo va a durar esta situación sin que aparezca algún manifestante herido de muerte o muerto. Su objetivo es que no quieren que el pueblo se manifieste en la calle, mucho menos los sindicatos, las organizaciones sociales y, en eso, están dispuestos a llevar las cosas hasta las últimas consecuencias.
Por eso sostengo que no están muy alejados de lo que significó la dictadura militar, con la excepción, que no es para nada menor, de la desaparición y muerte de miles de compañeros y compañeras.
¿Cuál es la actitud del capital extranjero y nacional ante la política de Milei?
En cuanto al capital extranjero, las multinacionales están saltando en una pata. Están teniendo márgenes de ganancias extraordinarios, pasaron de tener rentabilidades del 15 al 20% a tener una rentabilidad del 80, 100, 200 y hasta el 300%, particularmente en el sector alimentario. Lamentablemente, hay una política en favor del sector financiero y en contra de la industrialización del país, con lo cual éste se ha ido debilitando, como es el caso de las automotrices, las empresas metalúrgicas, que han perdido trabajo porque no hay demanda y, por lo tanto, restringen, cada vez, los turnos de trabajo, brindan licencias al personal y, en muchos casos, despiden abiertamente a cantidades significativas de trabajadores.
En este escenario, se registran más de 200.000 despidos entre estatales y privados, golpeando directamente a la industria nacional, especialmente a las pequeñas industrias, a las cuales las está destruyendo por completo porque, al no haber consumo interno, al no haber quién compre, no generan producción, no tienen margen para pagar las desorbitantes facturas de electricidad ni para pagar los salarios. Mientras tanto, las grandes industrias nacionales, como son las referidas al sector agropecuario, si bien señalan algunos inconvenientes en cuanto a lo tributario, están bien agarradas de la mano de Milei y no han tenido problemas, les está yendo bastante bien, como siempre.
¿Cómo está siendo la resistencia ante estos ataques? ¿Qué perspectivas hay para un proceso de movilización unitaria que haga frente a ellos con la contundencia que la gravedad de la situación requiere?
La resistencia es permanente desde el primer momento que comenzó el ajuste. Se dio una rebelión inmediata de parte de todos los sindicatos, de las organizaciones sociales, de todos los sectores del campo popular, inclusive en los dos paros nacionales que convocó la CGT (24/01 y 9/5), y que fueron de un acatamiento contundente.
Durante estos 10 meses los sindicatos no han bajado la guardia. Uno de los que se encuentran a diario en la lucha son los estatales, ATE, quienes han sufrido despidos indiscriminados con la excusa que son ñoquis (cosa que no han podido demostrar), pero que igualmente han avanzado y echado a la calle tanto a cientos de jóvenes como personal histórico. De esa manera, han reducido considerablemente las áreas del Estado y, con ello, afectado todo el sistema de dependencias estatales como, por ejemplo, la atención médica de excelencia en los hospitales, le arrebataron los medicamentos esenciales que los jubilados y pacientes oncológicos adquirían de manera gratuita, recortaron los subsidios por discapacidad, a las universidades le ha quitado el presupuesto, golpeando de manera durísima a la educación de calidad en Argentina y, con ello, la pérdida de puestos de trabajo, entre otras tantas medidas deshumanas que han llevado a cabo.
Todas estas peleas que se han dado en infinidad de momentos han sido sumamente valiosas, pero, en la mayoría de los casos, aisladas, lo cual no contribuye para acumular fuerzas, no terminan en definirse en una única organización, una única multisectorial que agrupe a todos los sectores de la salud, de la educación, de todos los espacios castigados por la crisis desatada por este gobierno. No se vislumbra una tendencia a la unidad en acción como se dio en otras épocas no muy lejanas, como fue en la era Macri. En ese periodo prevaleció la unidad y se convirtió en la garantía que permitió frenar al macrismo.
Hay una ausencia de la unidad en la acción preocupante. Es inexplicable que las tres Centrales están de acuerdo en contra de la política económica de Milei, pero aún no han logrado coincidir en una medida conjunta. De hecho, los dos paros nacionales los convocó la CGT sin discutirlo con las CTA, quienes no iban a hacer un problema públicamente frente a ello y lo acataron. Pero, por debajo, se plantea que la CGT resuelve unilateralmente, y eso debilita el conflicto, las esperanzas de la gente que necesita ver que, aparte de Milei, existe otra posibilidad en Argentina, otra fuerza que pueda darle una calidad de vida mejor y eso no se está viendo ni de parte del campo político ni del campo gremial.
Entonces, tal vez en estos tiempos primaverales, florezcan señales a través de la rebelión de los universitarios que ya realizaron una movilización en abril, la cual fue histórica y multitudinaria, y que van a llevar otra ahora en octubre. En este escenario, se está juntando un sector de los sindicatos combativos en Argentina, una especie de transversalidad que puede llegar a pensar en una jornada nacional, con presencia de gente de todas las provincias en Buenos Aires, convirtiéndose así en una gran Marcha Federal para antes de fin de año. Es una posibilidad que no es fácil, pero que se está discutiendo.
¿Qué papel están desempeñando los sindicatos y qué planes tienen?
Creo que varias de estas cosas aparecen en la respuesta anterior. En este contexto, se ha conocido en estos días una decisión importante, festejada por la mayoría de los trabajadores y trabajadoras del país. Las dos CTA han llegado a un acuerdo para comenzar un camino de unidad, es decir, empezar a funcionar las dos comisiones directivas y plenarios de delegados de manera conjunta, lo cual significa un salto cualitativo en la construcción de la fuerza de los trabajadores en nuestro país.
Si bien esto es un gran avance, esa unidad se tiene que forjar en la lucha enfrentando el plan económico de Milei, en lugar de pensar en la cuestión electoral del año que viene. Creo que es necesario priorizar en cómo se derrota a Milei en un gran frente común y en garantizar la presencia fuerte en la calle ya que, de lo contrario, la unidad queda en una buena intención y nada más.
Por eso, considero que es importante que todo este espacio transversal juegue de presión para que las dos CTA y la CGT entiendan la necesidad de convocar a todas las trabajadoras y trabajadores organizados, a todas las organizaciones del campo popular a formar una multisectorial que pueda convocar esta Marcha Federal Nacional que termine con más de 1 millón de personas en la Plaza de Mayo o en la avenida 9 de Julio antes de fin de año.
¿Cómo podría plasmarse la solidaridad internacional, latinoamericana y a escala mundial?
La solidaridad internacional ha sido muy importante históricamente, y, en Argentina, se ha sentido fuerte cada vez que han estado compañeros y compañeras de distintas centrales del mundo, de todos los continentes, tanto en seminarios, congresos, participando de movilizaciones, presencias que han sido recibidas con mucha esperanza por las y los trabajadores, por la gente en general porque se genera una sensación de apoyo, de compañía que toma estado público y una repercusión a nivel mundial.
Pero así, a la vez, ese estado público, al ser internacional, se convierte en un amparo, en una protección frente a la amenaza de la represión, por ejemplo. Es necesario tener en cuenta que Argentina es un país donde las luchas han sido sumamente reprimidas, golpeadas sistemáticamente. Tuvimos un periodo en el cual gobernó el kirchnerismo, donde estas cosas no ocurrieron, pero ahora estamos nuevamente en una época donde el garrote, el gas pimienta y las balas de gomas aparecen primero, antes que la palabra. No hay debate de ideas, hay golpes y violencia de parte de un gobierno que, inclusive, es violento hasta desde lo discursivo.
En este escenario, cada vez que aparece una delegación de la OIT, de las centrales internacionales, una solidaridad clara y concreta ya sea a través de la presencia, de comunicados, movilizando los días de huelga a las embajadas en sus países, eso se ve reflejado en los medios nacionales, la repercusión es más valiosa aun y los compañeros sienten que frena la represión, frena el avance de la violencia contra el justo reclamo porque toma estado internacional. De esa manera, la solidaridad no sólo es una compañía, sino que visibiliza los conflictos a nivel internacional, legitima los reclamos ante los ojos del mundo
¿Quieres añadir algo más?
Sólo agregar que, como sostenemos desde hace años, sin unidad no tenemos destino, que, si no hay un esfuerzo para dejar de lado los problemas secundarios, las diferencias personales, no entendemos la coyuntura, no vemos ejemplos como el de Francia, vamos a estar permanentemente en esta situación sin garantías de proyecto de país. Puede ser que derrotemos a Milei, pero vamos a tener un gobierno popular y nos va a pasar como nos pasó en los últimos cuatro años, que terminamos siendo el escalón, el trampolín para que termine viniendo un gobierno fascista como el que tenemos hoy.
No resolver las cosas, no tomar en serio que la democracia se defiende, que con la democracia se come y que en democracia se debe vivir dignamente, genera consecuentemente un desinterés y rechazo de la gente por la política, por lo dirigencia política y terminan votando por bronca y desinformación todo lo que es anti política, abriendo así el camino sin obstáculos a los procesos nefastos. No debemos permitir volver a hacer el caldo gordo a que aparezcan fascistas como Milei que terminan usando al pueblo, engañándolo con el discurso de la libertad, cuando en verdad, esa libertad ya sabemos que es para para los poderosos, para saquear a costa del hambre de la gente.
Muchas gracias, compañero. Estamos con vosotros. Vuestra lucha es también nuestra, así como sabemos que nuestra lucha es asimismo vuestra. No nos resignamos a la barbarie que Milei, al servicio del capital financiero, expresa con tanta brutalidad. Lo que está en juego es, allá y acá, es un futuro digno para el conjunto de la población, que sólo podrá ser obra de la lucha de la clase trabajadora, organizada políticamente de forma independiente de todo compromiso con las instituciones del capital. ¡Seguimos!
Buenos Aires, 19 de septiembre de 2024
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