El voto de los trabajadores y los pueblos hace fracasar a la derecha
Ahora, hay que abrir una salida política acorde con esa voluntad expresada en las urnas
Las derechas tenían el objetivo de imponer una mayoría absoluta y formar gobierno con un programa de abierta regresión social y democrática. Pero los trabajadores y los pueblos, con su movilización electoral, votando la opción que han creído más útil para conseguir ese objetivo han desbaratado la maniobra.
El resultado de las elecciones del 23 de julio abre, sin duda, una situación de bloqueo. Con estos resultados, va a ser muy difícil formar gobierno (de hecho, depende todo, en última instancia, de la orientación de voto de Junts). Incluso todas las combinaciones de formación de gobierno son posibles (un gobierno del PP y Vox, uno del PP con la abstención del PSOE, uno del PSOE y Sumar…). Y si se forma gobierno, éste va a tener que hacer encaje de bolillos para aprobar cualquier ley, incluyendo los presupuestos del Estado. No está excluida la imposibilidad de formar gobierno y la repetición de las elecciones.
Las supuestas encuestas -que auguraban una oleada de votos a la extrema derecha- no se han cumplido, y han demostrado que sólo son instrumentos de propaganda. Vox ha perdido más de 600.000 votos y 19 escaños con respecto a 2019 (la mayoría, probablemente, se han ido al PP), y la suma del PP y Vox no llega a la mayoría absoluta. Y esto a pesar de la decepción de sectores muy significativos de trabajadores y jóvenes que la política seguida durante estos últimos tres años y medio por parte del Gobierno de Coalición ha provocado.
La participación -un 70,4 por cien- supera en cuatro puntos a las elecciones del 2019, y se han abstenido dos millones y medio menos de electores. Lo que desmiente las dificultades que se anunciaban en pleno verano canicular. La excepción es Cataluña donde la participación es menor en 3,9 por cien, producto de la crisis y enfrentamientos que conocen los partidos independentistas, y del llamamiento de sectores nacionalistas a la abstención y del traspase de votos al PSC-PSOE. Los independentistas pierden la mayoría electoral ante el crecimiento del PSC-PSOE, de más del 35 por cien. La CUP pierde sus dos diputados, ERC pierde 6 de 13 y Junts pierde 1. Pero, con 14 diputados entre ambos, Junts y ERC, a pesar de su pérdida de votos, pueden ser determinantes para formar gobierno.
El Partido Popular recupera los votos de Ciudadanos (1.600.000) y una parte de Vox (600.000), sumando 8.091.840 votos, un 33%, y 136 diputados (es decir, que PP y Vox superan sólo en 800.000 votos la cantidad que obtuvieron los partidos de la derecha franquista en 2019).
El PSOE con 7.682.377, el 31,7 por cien y 122 diputados, recupera casi un millón de votos, y 2 diputados, y demuestra de nuevo que sigue siendo el partido electoralmente mayoritario de la clase obrera en todo el Estado, incluido Catalunya y el País Vasco donde es el partido más votado.
Sumar, con 31 diputados, pierde 7 de los que obtuvieron Podemos y sus confluencias, Más País y Compromís en 2019. Y más de 600.000 votos. La constitución verticalista de esa plataforma que pretendía, con un programa sumamente moderado, acabar con la rebeldía de la que surgió Podemos, no ha sumado sino restado.
Vox conoce un verdadero descalabro, pierde 19 diputados, más de un tercio de los que tenía, y más de 600.000 votos. De hecho, es la formación que más diputados ha perdido. Unos resultados que desmienten, por tanto, la campaña interesada, difundida a todos los niveles, que los presentaba como el peligro que iba a acabar con todo.
¿Y ahora? ¡Ningún pacto con la derecha franquista!
En lo inmediato, todas las presiones se van a manifestar para que la situación no se “bloquee”. En otras palabras: que se deje gobernar a la derecha, a través de la abstención del PSOE. Por el momento Pedro Sánchez ha declarado oponerse a ese pacto. Es lo que piden los que defienden la necesidad de un pacto de Estado PP-PSOE. Pero esto no tiene nada que ver, ni de lejos, con lo que han votado los trabajadores. Feijoo fue explícito. Pidió un acuerdo con el PSOE para que se abstenga y le deje formar gobierno. Sin duda responde a lo que portavoces preclaros del capital financiero como Luis de Guindos (vicepresidente el BCE) recalcaban: la necesidad de un Pacto de Estado PP/PSOE para aplicar las reformas que exigen el capital financiero y las instituciones a su servicio como la Unión Europea. Como una nueva reforma laboral, la privatización de las pensiones, de los servicios públicos, nuevos impuestos al consumo, como los peajes de las autovías, el aumento cualitativo del gasto militar…
Feijoo incluso amenazó con recurrir a los “barones” socialistas más reaccionarios para que presionen al PSOE en ese sentido. Como sucedió en 2017.
Y sin embargo, esta salida no corresponde a los intereses de los trabajadores y los pueblos ni a lo que han expresado las urnas.
Es evidente que es posible un acuerdo del PSOE y SUMAR con los partidos independentistas, sobre la base del reconocimiento de derechos de los pueblos.
Por el momento, no se han especificado las condiciones, pero por parte de ERC, se trata de continuar con la Mesa del diálogo, acabar con el déficit fiscal, y resolver el desastre de las cercanías. Para Junts, implícitamente, es un indulto para Carles Puigdemont.
Todas estas cuestiones son, sin duda, posibles desde el punto de vista de la democracia y el derecho de los pueblos. Aunque son insoportables para el franquismo.
El obstáculo está en las instituciones monárquicas
Es una evidencia, PP y VOX solo son portavoces de las instituciones franquistas y de la Monarquía. Y para ellos –y para esas instituciones que representan- es inconcebible cualquier medida que responda, aunque fuera limitadamente, a los derechos de los pueblos,
Se abre, por tanto, una situación no solo de bloqueo sino de crisis continuada que puede llevar a nuevas elecciones o a acuerdos impensables.
Qué salida para la mayoría social
Es evidente que los trabajadores y los pueblos quieren un gobierno que responda a sus intereses. O sea, que derogue las reformas laborales, garantice las pensiones públicas y realice un auditoría de las cuentas de la SS, derogue la Ley Mordaza, acabe con los gastos militares y la política belicista y la presencia de la OTAN, que tome medidas para recuperar los salarios, para eliminar las subidas abusivas de las hipotecas. Que adopte medidas democráticas para responder a los derechos de catalanes, vascos.
Por el momento es evidente que ni la dirección del PSOE ni SUMAR responden a estas exigencias.
Evidencia que muestra que más allá de los resultados electorales una verdadera orfandad política se ha expresado. Ninguna organización política de las que se sentarán en las nuevas Cortes corresponde a estas exigencias
Es por ello que los trabajadores, la juventud, los pensionistas están interesados en lo formación de un gobierno que verdaderamente responda a las necesidades políticas y sociales de la mayoría.
No hay otra salida que continuar la resistencia y la movilización por las reivindicaciones pendientes, avanzando en esta vía hacia un horizonte de democracia, de República. República del pueblo y de los pueblos, que garantice el derecho de los pueblos a la autodeterminación y las reivindicaciones más elementales de aumento de salarios, para continuar el combate para acabar con la política de guerra, contra toda opresión y explotación.
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