Del desconcierto a organizar la resistencia

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Categoría: Editorial

Este 31 de mayo los trabajadores de Schneider Electric en huelga se concentraron ante la sede central en Barcelona en defensa de sus puestos de trabajo. Hace unos días, las trabajadoras de la Ayuda a Domicilio de Sevilla hacían masivamente huelga por el poder adquisitivo de sus salarios. Este lunes y otros días de la semana según las ciudades las plataformas de pensionistas vuelven a manifestarse contra las nuevas amenazas contra el sistema público de pensiones: aumento de la edad de jubilación, del periodo de cómputo y el impulso de los fondos de pensiones (privados) de empresa.

Son solo algunos ejemplos de la resistencia que los trabajadores desarrollan ante una política impulsada por la patronal y el capital financiero y vehiculizada por el Gobierno.

Sin duda alguna, se dan las condiciones para una movilización generalizada que ponga en el centro la revalorización de salarios y pensiones según la inflación con una  verdadera escala móvil, así como la derogación real de las reformas laborales, de la ley mordaza, de todos los recortes. Exigencias que se suman a las de todos los sectores que viven de su trabajo, de la mayoría de la sociedad.

Pero entonces, ¿por qué la aparente pasividad, la proliferación de pequeñas movilizaciones casi diarias? La causa no es, como dicen algunos, la “falta de conciencia” de la gente, sino la falta de voluntad de los principales dirigentes sindicales y de izquierdas de organizar la movilización, por su voluntad de sostener a este Gobierno como “mal menor” ante la extrema derecha. Eso, por el momento, impide que la resistencia se exprese.

El malestar, la indignación, se están generalizando. Cada vez más, ante el espectáculo de los supuestos “debates”, rifirrafes y escándalos diversos. Ante la vuelta del rey ladrón, que tras perdonar los jueces sus delitos, viene a pavonearse y a negar que tenga que dar explicación alguna de sus manejos. Ante la desfachatez de su hijo Felipe VI que, al publicar sus cuentas, dice haber ahorrado un 96% de su salario, mientras la inmensa mayoría suda para pagar la gasolina o la calefacción.

¿Cloacas del régimen? ¡El régimen es la cloaca!

Constatamos, el CNI ha espiado a quien le ha dado la gana, con la complicidad de los jueces del Supremo. Pedro Sánchez, el pasado jueves 26 en el Congreso, dijo que el Gobierno “ni conoce, ni decide”. Entonces, ¿quién ha tomado las decisiones? ¿Quién manda aquí?

El Tribunal Supremo reabre la causa contra los líderes catalanes, cuestionando el indulto otorgado por el Gobierno. ¿Quién decide en un tema de soberanía como éste?

El Gobierno cambió la ley audiovisual, en su día pactada con ERC a cambio del voto a los Presupuestos, para que sea la ley de los grandes monopolios internacionales, en contra del catalán pero también del mismo castellano y para hacer este desmán pactó la abstención del PP. Cada vez son más los socialistas y demócratas que se preguntan ¿quién decide?

Hay un refrán: “la pregunta da la respuesta”

Quien decide es el Estado profundo, o sea, las instituciones del franquismo, mantenidas por la transición, que hacen valer lo que significó la dictadura: arbitrariedad, impunidad, defensa de los intereses espurios del capital financiero internacional y de la Corte. Instituciones que los partidos del Gobierno han decidido no cuestionar, someterse a su poder.

Afirmar hoy las reivindicaciones de la mayoría es enfrentarse a este poder que actúa desde las cloacas y la especulación financiera y determina la acción del Gobierno.

Y hoy este poder es la vanguardia de la política belicista mundial encabezada por Biden y el Gobierno norteamericano. Sometido a ella, el Gobierno se presta a escenificar en Madrid el 29 y 30 de mayo la cumbre de la OTAN, el aquelarre de los vendedores de armas, de la destrucción de derechos con las nuevas leyes, de la política que amenaza de inmediato con el hambre a más de mil millones de habitantes del planeta.

Por esto, hoy más que nunca, la lucha por la democracia y los derechos se traduce en lucha por la República, contra la OTAN y las bases militares, por la fraternidad entre los pueblos de Europa liberados de la opresión y explotación de los gánsteres de las multinacionales y los oligarcas corruptos.

Sánchez, ¿a dónde nos llevas?

Al estallar la guerra de Ucrania, Pedro Sánchez propuso un plan de guerra (pacto de rentas, etc.). La portavoz Gamarra le dijo: para eso tiene que contar con el PP, y no con sus aliados. Ahora, el Gobierno mantiene el 80% de las reformas laborales, privatiza las pensiones como la derecha no osó, desmantela la sanidad y enseñanza públicas, y el automóvil.

El Gobierno mantiene la ley mordaza, con el PP quiere mantener los secretos oficiales y revisa la Ley de Seguridad Nacional que introduce al ejército en el Gobierno. Las leyes y sentencias anticatalán revientan la convivencia. Las leyes con el PP proliferan: audiovisual, CNI…

Viendo cómo el Gobierno parece cambiar de piel, militantes y organizaciones podrían formar un frente de defensa del salario, las pensiones, las libertades democráticas y nacionales. La manifestación y los actos de los días 24, 25 y 26 de junio contra la OTAN puede ser la primera respuesta masiva de ese frente a organizar en cada sector y población.

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