Un estatuto marco de sanidad, que no resuelve nada y lo enreda todo

Tampoco aporta soluciones el nuevo estatuto a las jornadas abusivas de los médicos (y de los enfermeros en Atención Primaria), que, entre jornada ordinaria y guardias, llegan a las 48 horas semanales de promedio. Unas guardias mal pagadas, a mucho menos que la hora ordinaria.
Hace más de dos años que se desarrollan negociaciones entre el Ministerio de Sanidad y los sindicatos sobre el nuevo Estatuto Marco del Personal de la Sanidad Pública (cuando ya se había trabajado sobre un texto, el Ministerio de Sanidad presentó, sin aviso previo, un nuevo texto).
El texto que ha presentado el Ministerio de Sanidad no resuelve ninguno de los problemas de la sanidad pública, y solo ha conseguido irritar a los profesionales y a todos los sindicatos del sector. Repasemos algunas cuestiones.
Se propone una nueva clasificación del personal, adaptada al «Marco Europeo de Cualificaciones», pero el ministerio se ha negado a que la nueva clasificación tenga consecuencias retributivas, alegando que no es competencia suya, sino de los Ministerios de Hacienda y de Función Pública (como si no formaran parte del mismo Gobierno). Y, encima, una reclasificación del personal –con especiales repercusiones en la sanidad- incluida en los acuerdos firmados por la ministra de Hacienda y Función Pública con UGT y CCOO en 2022 sigue sin aplicarse. La reclasificación provocó una huelga de técnicos especialistas esta primavera.
Tampoco aporta soluciones el nuevo estatuto a las jornadas abusivas de los médicos (y de los enfermeros en Atención Primaria), que, entre jornada ordinaria y guardias, llegan a las 48 horas semanales de promedio. Unas guardias mal pagadas, a mucho menos que la hora ordinaria. En la negociación con los sindicatos, el Ministerio había aceptado incluir que la hora de guardia en ningún caso se pagaría a menos que la hora ordinaria, pero ha retirado esa redacción tras conversaciones con las autonomías.
El hecho de que el borrador no haya incluido ninguna medida para adaptar –ni siquiera a medio o largo plazo- la jornada de los médicos ha motivado la indignación del colectivo, que ha sido canalizada por los sindicatos corporativos de médicos –que no participan en las negociaciones por no tener representatividad legal- para organizar varias jornadas de huelga y reclamar un estatuto propio, separado del resto del personal.
Tampoco ha servido el nuevo borrador para actualizar las funciones de las distintas categorías, que se rigen por lo dispuesto en unos estatutos de los años 1970.
Las peticiones sindicales de incluir en la redacción la jubilación parcial y la anticipada del personal de la sanidad también se han enfrentado a oídos sordos por parte de los responsables del Ministerio de Sanidad.
Los sindicatos que han participado en las negociaciones (CCOO, SATSE-FSES, UGT, CSIF y CIG-Saúde) han perdido finalmente la paciencia y han convocado movilizaciones, incluyendo una concentración de delegados y delegadas de todo el Estado el 1 de octubre ante el Ministerio de Sanidad. Señalan que el Ministerio ha elaborado una Ley «incompleta, parcial e interesada» que no da respuesta a todas las necesidades del conjunto del personal de la sanidad pública. También han criticado que el departamento de Mónica García ha roto, de manera unilateral, el calendario pactado de reuniones para seguir avanzado en la mejora de esta norma. «Ahora quiere, deprisa y corriendo y por la puerta de atrás, llevar al Congreso de los Diputados por interés de oportunidad política una ley insuficiente».
Como en el caso de la Ley 15/97, que Mónica García pedía derogar y que, ahora, cuando es ministra, dice que es imposible hacerlo, la ministra de Sanidad no responde en su gestión ni a los profesionales ni las necesidades de la población.
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