En el centenario del desembarco de Alhucemas

Publicado el por Manolo Cusó

Categorías: Formación - Historia del movimiento obrero, Tribuna Libre

En 1909 un ataque de los rifeños a las minas mata a seis obreros. El general Marina lanza una guerra contra las cabilas fronterizas, que cercan Melilla produciendo muchas víctimas en los alrededores. La Monarquía vuelca 50.000 soldados en la invasión, 612 mueren en el Barranco del Lobo, donde hay 3500 heridos.

Círculos nacionalistas marroquíes han evocado el infausto centenario del desembarco de Alhucemas, punto de partida de una ofensiva imperialista conjunta de España y Francia para someter Marruecos desmantelando el movimiento independentista dirigido por Abdelkrim.

Efectivamente, esa ofensiva dio un giro a la ruinosa guerra de la Monarquía contra Marruecos, que era también una campaña contra el movimiento obrero y la izquierda de España, contrarios a esa guerra imperialista.

En 1906 una conferencia de las potencias imperialistas celebrada en Algeciras confirmó que España iba a tener un trozo de Marruecos como protectorado. El PSOE calificó la conferencia de Algeciras de “cumbre de las reacciones para sus ansias de dominio y explotación de la fuerza humana”. Socialistas españoles y franceses lanzaron la campaña “guerra a la guerra”: “ni un hombre ni un céntimo para Marruecos”. En 1908 España emprende la ocupación de Marruecos desde Melilla, para hacer frente al caudillo local El Roghi y proteger las inversiones de la Compañía Española de Minas del Rif en las minas de Uixán.

Francia se apoya en la disputa civil, dinástica, que divide a Marruecos, con la ayuda de Francia triunfa Muley Hafid, hermano del soberano como sultán.

En 1909 un ataque de los rifeños a las minas mata a seis obreros. El general Marina lanza una guerra contra las cabilas fronterizas, que cercan Melilla produciendo muchas víctimas en los alrededores. La Monarquía vuelca 50.000 soldados en la invasión, 612 mueren en el Barranco del Lobo, donde hay 3500 heridos.

La movilización alcanza a la reserva activa, provocando la ira de los pueblos de España. El Socialista denunciaba: “Son ellos (nuestros gobernantes) y no los moros los responsables de lo que allí ha ocurrido en días pasados y de lo que ocurra en lo sucesivo y, por tanto, contra ellos irá nuestra crítica, nuestra indignación y nuestro odio.” Hubo mítines contra la movilización de reservistas y contra la guerra en Madrid, Bilbao, Salamanca, León, Santander, Murcia, Valencia. En Cataluña socialistas y anarquistas organizaron actos conjuntos. Contra la represión, se convoca huelga general, que en Cataluña da lugar a la llamada Semana Trágica: la multitud invade las vías del tren para impedir que salga el tren con reservistas para Melilla.

La crisis del régimen derriba al gobierno Maura, se forma la Conjunción Republicanosocialista y Pablo Iglesias es el primer diputado del PSOE. Pero la Corona mantuvo gobiernos comprometidos con la aventura marroquí.

En diciembre de 1910 una visita de Alfonso XIII Melilla finge normalidad, pero se reabren las hostilidades y con ellas la campaña contra la guerra. Hay más de un centenar de mítines contra la guerra, en particular los de Madrid, Barcelona o Valencia. El gobierno Canalejas prohíbe la campaña contra la guerra, suspende las garantías y encarcela.

Francia proclama el protectorado de Marruecos: declara que aplicará las reformas que le parezca, a la vez que reconoce el imperio cherifiano dirigido por la dinastía alauí, por Muley Yusef, siendo su descendiente Mohamed V, actual rey. La colonización francesa apuntaló a la dinastía colaboracionista. Francia precisó luego el subarriendo del Norte de Marruecos a España, cuestionada por los republicanos-socialistas españoles. El sultán era representado en el norte por un jalifa de la familia real, con sede en Tetuán.

Esta constitución del protectorado no trajo la paz, sino mayores descalabros para el ejército alfonsino. En particular, el “desastre de Anual” fue una pérdida sin precedentes. El independentismo dirigido por Abdelkrim alcanzó una gran fuerza. “Ese líder inteligente y carismático que unió por primera vez a las tribus de la zona para frenar la colonización española” (El Hachmi, en El País).

La primera respuesta de los gobiernos de Alfonso XIII fue lanzar una campaña de bombardeos de las cabilas con gases tóxicos (mostaza, cloropicrina, fosgeno e iperita) prohibidos internacionalmente. Aún hoy la abundancia de cánceres en la zona se atribuye a aquella guerra química española. Pero fue insuficiente. España recurrió a Francia para derrotar a Abdelkrim, y organizaron una intervención conjunta para arrasar al movimiento independentista. Es de señalar que Muley Yusef, de la dinastía protegida por Francia, apoyó esa ofensiva imperialista. Es una mancha de traición que nadie ha podido sacudir de las vestimentas de esa dinastía.

El desembarco de Alhucemas fue el principio de la ofensiva francoespañola, que mantuvo un régimen opresor y el atraso económico del Rif, al servicio de algunos intereses económicos españoles y franceses.

En su centenario, frente a mercenarios varios, procede un homenaje a Abdelkrim, quien representaba a la nación marroquí. Un homenaje que debe incluir la memoria de que Abdelkrim quería levantar Marruecos independiente si la Republica hubiese reconocido la independencia de Marruecos, pillando así a los ejércitos de Franco entre la espada y la pared. El gobierno republicano se negó a proclamar la independencia de Marruecos en una sumisión servil al imperialismo francés, que lejos de apoyar a la república mantenía un boicot a todo suministro de armas a la República.

Manolo Cusó

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