Adónde va el dinero de los impuestos

Las 17 autonomías insertan en el cuadro de instituciones una instancia elegida, los miembros de los Parlamentos regionales, que son titulares de la gestión autónoma de casi todo, pero se trata de una autonomía a medias, ya que toda la legislación «de obligado cumplimiento» los ata.
Cómo llegó Madrid a ser lo que es
Durante siglos, la capital, la villa de Madrid, fue absorbiendo actividades en detrimento de otras ciudades, como Toledo y Valladolid, mucho mayores. En particular se desarrolló la administración pública, militar, la centralización comercial, y el centro de comunicaciones. Y una limitada industria.
Fue la dictadura la que creó la capital que es Madrid, para lo que tuvo que industrializarla.
Franco tenía sus motivos reaccionarios: anular la capital obrera que era Barcelona, dar fuerza al centro del partido único fascista… los resultados fueron contrarios. En Madrid se abrió paso un nuevo centro obrero que junto con Barcelona encabezó la lucha contra la dictadura.
La dictadura también desarrolló el centro político hasta crear más cargos políticos que españoles. Su idea era que el aparato político venía a sustituir a la sociedad. Parte de esto queda hoy. Ahora hay Ayuntamientos, Cortes y otras instancias elegidas. Pero la Constitución creó o mantuvo órganos elegidos en segunda o tercera instancia, empezando por el Tribunal Constitucional y otros a todos los niveles. La combinación de estos órganos con lo que queda del aparato de la dictadura (en particular los jueces, militares y policías) hace que la Administración sea un centralismo burocrático, en el que los órganos elegidos están a expensas del aparato «de los despachos» que en gran parte funciona a golpe de pito de Madrid.
¿Cómo se inserta aquí el aparato autonómico?
Las 17 autonomías insertan en el cuadro de instituciones una instancia elegida, los miembros de los Parlamentos regionales, que son titulares de la gestión autónoma de casi todo, pero se trata de una autonomía a medias, ya que toda la legislación «de obligado cumplimiento» los ata. En efecto, en los amplísimos temas de gestión autónoma, el Estado tiene que coordinar y armonizar. Dicta leyes de obligado cumplimiento en toda España, con los correspondientes reglamentos e inspectores, un gran aparato para dirigir, controlar, limitar la gestión «autónoma».
Hay que entender esa contradicción. El régimen necesita poner las autonomías para encajar en particular a Euskadi y Cataluña, y tiene que procurar que las autonomías sean muy amplias, abarquen muchos temas, para evitar un rechazo, en particular en Cataluña y Euskadi.
Pero a la vez, el Gobierno, los jueces tienen que vigilar que las autonomías no cojan vuelo por sí mismas, no pasen a independizarse. Por tanto las autonomías se ponen en marcha con el freno de mano echado, son autónomas dentro de los márgenes que les dejan las leyes de obligado cumplimiento y la función de coordinación y armonización del Gobierno. ¡No somos autónomos en nada!
En el caso de los incendios y de la educación, las autonomías han de tener mucho margen, y necesitan planos y dispositivos propios, documentación, expertos, experimentados… Son frecuentes las quejas en educación por interferencia del Gobierno central, acompañadas por la queja de falta de medios económicos. En cambio, en el tema de seguridad, en general la centralización domina salvo casos como el de Cataluña. Aun así, en el caso de los terroristas de Cambrils y las Ramblas de Barcelona, ha habido quejas de la Policía catalana por haberles tenido al margen la Policía central, lo que fue aprovechado por los terroristas..
Por tanto, la autonomía se convierte fácilmente en una nueva fuente de quejas contra el centralismo burocrático.
El dinero de Madrid – ¿Adónde van los impuestos?
La financiación de cada comunidad autónoma se estableció para ahorrar dinero dedicado a los servicios públicos. Al calcular lo que se da a la autonomía, se recorta, a expensas de la sanidad y de la educación. Así queda más dinero para los gastos y el despilfarro del régimen monárquico.
El dinero de Madrid es para sostener a la UE, la OTAN, a la Casa Real, las Fuerzas Armadas, la política exterior, las entidades de la Corona, los Ministerios.
Este dinero, en principio se estipula en los presupuestos anuales del Estado, pero en muchos casos se burla ese control anual. Por ejemplo, la compra de armas y sistemas armados se suele pagar a grandes plazos. Cuando se decide comprar se fija el plazo que cada año habrá que pagar al fabricante de armas. Cada año, ese plazo se incluye en los presupuestos del Estado, pero no se discute. Tampoco se discute el pago de los intereses de la deuda del Reino, la cuota a la Unión Europea, a la ONU, a la OTAN.
Por ejemplo, todo el aumento de gasto militar no se ha discutido en las Cortes. Dada la antipatriótica actitud del PP y VOX, el Gobierno ha optado por hacerlo con cargo a fondos que el Gobierno maneja. Fondos tan grandes como para aumentar mil soldados más cada año, aumentar hasta el 2,6% el gasto militar, ya no se votan, están en un fondo que en su día se votó y vale para todo.
El dinero de Madrid va, literalmente a sostener el régimen monárquico, sus relaciones, sus pactos.
En una democracia, el dinero recaudado por el Estado debería repartirse partiendo del trabajo, la sanidad, la educación. Aquí es al revés. Se empieza recortando lo que necesitan las autonomías para sanidad… para desviar dinero para Madrid, para el régimen monárquico.
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