Mazón no ha dimitido. ¡Lo hemos echado!
La opinión del pueblo valenciano y de cuantos se identificaban con él en todo el Estado, la expresó el 3 de noviembre de 2024 el pueblo de Paiporta. El rey, desoyendo todas las recomendaciones del Gobierno central y del de la Generalitat, quiso presentarse allí acompañado del presidente Pedro Sánchez y de Mazón. Pretendía calmar los ánimos, dar esperanza a quienes lo habían perdido todo, y hacer ver que, si otros les habían fallado, la Corona no, el rey y toda su familia estaban con las víctimas.
Ha hecho falta un año de movilizaciones masivas del pueblo valenciano y la constitución de organizaciones como la Plataforma Mazón Dimisión, de asociaciones de víctimas, de comités locales de reconstrucción y del Acuerdo Social Valenciano para echarlo. Se fue indignamente, se fue repudiado por las masas por asesino, por mentiroso, por su bajeza moral y personal.
Todos comprendieron de inmediato que las consecuencias de la catástrofe meteorológica tenían responsables políticos y que la ira del pueblo también tendría consecuencias políticas indeseables para la estabilidad institucional. Las instituciones que han abandonado al pueblo durante décadas lo hicieron también los días de la dana y lo han continuado haciendo después. Los dirigentes políticos y sociales maniobraron apelando a la «unidad para la reconstrucción», pero su pretensión era frenar todo lo posible la movilización, calmar los ánimos para defender a la institución que tenía ese 29 de octubre la responsabilidad y la capacidad para salvar cientos de vidas: la Generalitat Valenciana y en primer lugar su presidente.
El inicio de la crisis
La opinión del pueblo valenciano y de cuantos se identificaban con él en todo el Estado, la expresó el 3 de noviembre de 2024 el pueblo de Paiporta. El rey, desoyendo todas las recomendaciones del Gobierno central y del de la Generalitat, quiso presentarse allí acompañado del presidente Pedro Sánchez y de Mazón. Pretendía calmar los ánimos, dar esperanza a quienes lo habían perdido todo, y hacer ver que, si otros les habían fallado, la Corona no, el rey y toda su familia estaban con las víctimas. La farsa tuvo la respuesta que se merecía. Felipe VI tuvo que marcharse manchado de barro, entre gritos de ¡asesinos, asesinos!, sin poder entrar a la localidad devastada. Sonaron todas las alarmas: la Monarquía era cuestionada abiertamente a ojos de todos.
Seis días después, el 9 de noviembre, en Valencia, a la convocatoria de la Plataforma Mazón Dimisión respondían más de 150.000 ciudadanos reclamando la dimisión y el encarcelamiento de Mazón. Este, sintiéndose impune y suficientemente arropado, sabiendo que su continuidad en el cargo no depende (en general, ni en ese momento) de la voluntad del pueblo, no dimitió, ni tuvo intención de hacerlo en ningún momento. Tras once manifestaciones multitudinarias y un año después, el 25 de octubre de 2025, de nuevo 150.000 ciudadanos salieron a la calle pidiendo el encarcelamiento de Mazón y su dimisión.
Estalla la crisis
Cuatro días después, el 29 de octubre, se organiza un funeral de Estado por las víctimas. Mazón acude y allí estalla la crisis sin control. Las víctimas llevan días exigiendo que Mazón no aparezca por el funeral. Esa mañana, Mazón comparece en el Palau de la Generalitat rodeado de su camarilla y otros altos cargos institucionales para recibir un caluroso aplauso, declara el 29 de octubre «Día oficial del recuerdo a las víctimas de la dana». Era echar leña al fuego.
La dignidad de las víctimas y su valentía al increpar e insultar a Mazón al comienzo del funeral revienta todas las componendas; algunas familias se negaron incluso a ir al funeral. Las víctimas, las que fueron al funeral y las que no, al negarse a acompañar esta nueva farsa oficial, hicieron que todas las instituciones, incluido el Borbón, sintieran el aliento de su indignación y de su rabia en el cogote. Era urgente actuar, mantener a Mazón ponía todo el entramado institucional en peligro. Desde el inicio se trata de una crisis de Estado que ya venía incubándose.
El 3 de noviembre, en un discurso indigno en el que no reconoce ninguna responsabilidad, anuncia su dimisión. Miles de personas celebraron esa misma tarde su dimisión frente al Palau de la Generalitat.
¿Y ahora?
La crisis sigue abierta: Mazón no ha dimitido, ha sido la acción de masas la que lo ha echado. Los ana
listas más conscientes lo advierten: las espadas siguen en alto, hay que
medir los pasos, la situación presenta riesgos. Para quienes defienden las instituciones el peligro es la movilización, las exigencias del pueblo, las reivindicaciones de los damnificados. Y la voluntad de continuar la movilización para exigir responsabilidades y ver satisfechas las reivindicaciones (que incluyen la retirada de todos los recortes hechos por Mazón), la búsqueda de las formas de ampliar la organización desde abajo existe: ver el manifiesto del ASV en las páginas centrales de este n.º de Información Obrera. La «dimisión» de Mazón no ha cerrado la crisis (llega tarde, demasiado tarde; pero es que el president ha tenido todos los apoyos institucionales que necesitaba para mantenerse y, por supuesto, los de Vox y los del PP). Tampoco va a cerrar la crisis una pantomima de reconstrucción, una reconstrucción de cartón piedra.
En el momento de escribir este artículo, se enfrentan dos posiciones:
.- La del PP y Vox: dar continuidad a las Cortes Valencianas y a un gobierno surgido de ellas, pero decidido por las direcciones estatales del PP y Vox. Supone dar continuidad y agravar una política de recortes sociales y democráticos, y a unas Cortes que no representan ni a una pequeña parte del pueblo valenciano.
.- La de convocar unas elecciones anticipadas, defendida por todos los partidos de la oposición, y que la mayoría de los valencianos desean para terminar con un Consell criminal compuesto por franquistas y unas Cortes con mayoría de franquistas.
Sin embargo, unas elecciones, en sí mismas, no resolverían el problema. Es necesario que la movilización continúe, pero esto tampoco es suficiente por sí mismo.
Este año han surgido, producto de la indignación del pueblo, comités, organizaciones que formulan de forma clara las reivindicaciones; no habrá solución sin la organización de los trabajadores y del pueblo, organismos que se enfrentan al entramado institucional prisionero de la Monarquía, que plantean otro gobierno, otras instituciones del pueblo y para el pueblo.






Deja una respuesta