Francia: Macron nombra primer ministro a Michel Barnier
Barnier es un político de derechas con posiciones muy duras sobre la inmigración y el orden público
Como explicaba EL País el 6 de septiembre: “Marine Le Pen se queda con las llaves del Gobierno francés”
Michel Barnier es miembro del partido conservador Los Republicanos (LR) y especialmente rígido en la cuestión migratoria. Ha propuesto cerrar la Unión Europea a los inmigrantes, con una moratoria de tres a cinco años sobre la inmigración. Y defiende una “soberanía jurídica” para Francia, un “escudo constitucional” temporal en materia migratoria, para evitar que los dirigentes franceses se vean “permanentemente amenazados por una sentencia o una condena del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas o del Convenio de Derechos Humanos, o por una interpretación de nuestra propia institución judicial”. Propone “detener inmediatamente las regularizaciones, limitar rigurosamente la reagrupación familiar, reducir la acogida de estudiantes extranjeros y la ejecución sistemática de la doble pena”, es decir, condena a prisión y expulsión.
En materia económica, quiere elevar la edad de jubilación de 62 a 65 años, aumentar la jornada laboral semanal y crear un sistema único de ayudas sociales que sustituya a las prestaciones sociales y las condicione a la disponibilidad del beneficiario, en particular para “realizar actividades útiles para la comunidad o en el ámbito empresarial”. Es decir, obliga a los desempleados o receptores de alguna ayuda a trabajar para la Administración o las empresas a cambio del subsidio.
Macron le ha encargado a Barnier “formar un gobierno unificador al servicio del país y de los franceses”. Y ha declarado que “este nombramiento se produce después de un ciclo de consultas sin precedentes durante el cual, de acuerdo con su deber constitucional, el presidente aseguró que el primer ministro y el futuro Gobierno reunirían las condiciones para ser lo más estables posible y darse la oportunidad de reunir a la mayoría de ampliamente”. Mayoría que precisaría del acuerdo o el consentimiento o de la izquierda del NFP o de la ultraderecha del RN.
Poco antes de hacerse público el nombramiento, los líderes de los principales partidos del Nuevo Frente Popular, habían publicado un comunicado junto a Castets (la candidata a la presidencia del gobierno propuesta por ellos, que son la fuerza que cuenta con más diputados en la Asamblea Nacional) en la red social X en el que denunciaban que Macron “está llevando al país al callejón sin salida que él mismo ha creado”. Afirmaban que “solo dos opciones se abren ahora ante el presidente de la República: la primera es un gobierno del Nuevo Frente Popular, que salió vencedor en las urnas; la segunda es un gobierno de la coalición presidencial, que sólo pueda mantenerse gracias a un acuerdo tácito con la extrema derecha”.
Una afirmación que parece haberse cumplido. El País señala que en la designación de Barnier Macron ha tenido en cuenta especialmente la posición de Marine Le Pen, líder de la ultraderecha del RN. Según el periódico, Le Pen ha vetado a todos los candidatos. “Primero liquidó al conservador Xavier Bertrand, también al exsocialista Bernard Cazeneuve de forma menos clara, e incluso a Thierry Beaudet, un perfil técnico que gustaba a Macron, pero que había hablado mal de su formación en el pasado”. Y -continúa El País– “hasta que la líder del RN no ha levantado el pulgar hacia arriba, el jefe del Estado ha tenido que seguir pegado al teléfono prolongando un extenuante casting”.
Es evidente que las posiciones de Barnier sobre inmigración y sobre ayudas sociales le acercan a la ultraderecha. El líder adjunto del RN, Sebastien Chenu, en declaraciones a BFM TV, pareció indicar que la RN no apoyaría automáticamente una moción de censura contra Barnier para forzar su destitución. “Esperaremos a ver el discurso político de Barnier” ante el Parlamento antes de decidir si lo respalda, dijo Marine Le Pen. Escuchará su programa para decidir si vetan su proyecto a través de una moción de censura. El líder de RN, Jordan Bardella, dijo que Barnier será juzgado “por las pruebas” cuando se dirija al Parlamento. Y sobre todo, observará con detenimiento el tipo de Ejecutivo que confeccionará. En todo caso, Le Pen ya explicitó sus tres principales condiciones a Macron para no tumbar a su candidato, y sirven para Barnier: dejar de ser tratados como “apestados”, poner en marcha una reforma de la ley electoral para pasar a un sistema proporcional y prestar especial atención a los temas de seguridad, inmigración y poder adquisitivo de los franceses. El nuevo primer ministro dio la impresión de querer contentar a la ultraderecha citando expresamente la seguridad ciudadana y la “materia de la inmigración” como asuntos prioritarios de su Gobierno. E hizo varios anuncios en la línea de lo exigido por el RN: Creación de un Ministerio de Seguridad Pública que controle la policía, la gendarmería y la administración penitenciaria, promesa de ”un choque de autoridad para restablecer el orden en nuestras ciudades”, multiplicar por cuatro el número de plazas en “centros educativos cerrados” (prisiones para jóvenes), la construcción de 20.000 plazas suplementarias en las prisiones, que serán inmediatamente ocupadas porque él propone restablecer las penas mínimas no reducibles y de obligado cumplimiento.
EL País titulaba el 6 de septiembre: “Marine Le Pen se queda con las llaves del Gobierno francés”. Por su parte, Marine Le Pen apoyó inmediatamente a Michel Barnier, en su cuenta X: “Michel Barnier parece cumplir al menos el primer criterio que habíamos pedido, es decir, alguien que sea respetuoso de las diferentes fuerzas políticas y capaz de ser capaz de dirigirse a la Agrupación Nacional”. Pero el RN no lo hará sin condiciones: va a condicionar la política del nuevo gobierno. En un viaje al Marne, Jordán Bardella exige a Michel Barnier que “los temas de la Agrupación Nacional” sean tenidos en cuenta por el futuro gobierno.
“Nos encontramos con un Primer ministro que ha sido nombrado con permiso del RN”, constata Jean-Luc Mélenchon, que ha añadido que “La elección le ha sido robada al pueblo francés”. El líder de La France Insoumise llama a la “movilización más potente que sea posible” el 7 de septiembre próximo para oponerse a esta elección de Primer ministro. La líder de los Verdes, Marine Tondelier, por su parte, ha declarado que: “Al final sabemos quién decide. Se llama Marine Le Pen. Es a ella a quien Macron ha decidido someterse”. El mismo Macron que se ha presentado en todas las elecciones como el muro contra la ultraderecha. Incluso en las elecciones legislativas, sus diputados han sido elegidos, en la segunda vuelta, porque el NFP retiró sus candidaturas para evitar la elección de candidatos del RN.
Jerôme Legavre, militante del Partido Obrero Independiente y diputado de LFI escribía en X: “hace exactamente dos meses la mayoría dijo claramente: no al gobierno de RN. Macron y sus políticas deben parar. El NFP y su programa salieron victoriosos. En la cúspide de las instituciones monárquicas de la V República, Macron ha decidido nombrar a un primer ministro del partido más ‘rechazado’ en cada elección desde 2017… y lo hizo avalar por el RN. Con el objetivo de continuar con su política… Hay una contradicción total entre la aspiración de la mayoría y este poder”.
Según una encuesta de BFMTV. 3 de cada 4 franceses creen que Macron no tuvo en cuenta los resultados de las elecciones legislativas al nombrar a Barnier primer ministro.
Édouard Lederer, en el periódico patronal Les Echos: “Un suspiro de alivio para los bancos franceses. El nombramiento de Michel Barnier como primer ministro -una opción tranquilizadora para los mercados, aunque muchas preguntas siguen sin respuesta- fue bien recibido por los inversores: los tres principales bancos cotizados, BNP Paribas, Société Générale y Crédit Agricole SA, terminaron la sesión del jueves con una subida del 2,7%, 2,4% y 1,2% respectivamente”.
Los analistas de Mediobanca, el gobierno de Barnier ofrece “una solución a corto plazo”. Pero las “incertidumbres no resueltas, así como el riesgo de censura y revuelta social” persisten.
Un ejecutivo bancario, citado por Les Echos: “La fisonomía del Parlamento, dividido en tres bloques, tiene por fin un lado positivo, evita la aplicación de un programa que es demasiado radical”.
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