Conversación sobre Valencia
El 30 de noviembre, en el congreso del POSI, hubo un debate sobre la inundación de Valencia y las respuestas contrapuestas de las instituciones y de los trabajadores, jóvenes, pueblos. Tras ello, un corresponsal del semanario francés Informations Ouvrières organizó un debate con compañeros de Información Obrera de Valencia, el País Vasco, Madrid, Cataluña. Afloraron experiencias anteriores con importante movilización popular, como la ruptura del pantano de Tous, en Valencia, en 1982; la inundación de Bilbao y su ría, en 1983, y la contaminación masiva de las costas gallegas a raíz del hundimiento del petrolero Prestige, en 2002. Lo planteado en Valencia vale en definitiva para todo el Estado español. Es necesario que los trabajadores se organicen porque no pueden esperar nada de las instituciones podridas
Redacción (R): una pregunta para empezar ¿Qué sabéis de la mani de hoy (sábado 30 de noviembre)?
Blas, de Valencia: La manifestación de hoy ha sido tan masiva como la del día 9, 100.000 o 200.000 personas, lo importante es que está todo el pueblo detrás, siguen pidiendo la dimisión del presidente autonómico y de su gobierno, y exigen responsabilidades y medios para reconstruir. Hace un mes de la catástrofe y no hay escuelas, no hay centros de salud, los garajes siguen llenos de barro, en las alcantarillas se mezcla el barro y las aguas residuales, y no han hecho nada por el pueblo, no han puesto en marcha nada realmente. Hay ayudas que no han llegado, y hay una tremenda burocracia para poder pedirlas y conseguirlas.
R: ¿Cuál es el papel de los sindicatos?
Blas: Al día siguiente de la inundación los sindicatos podrían haber tomado el control efectivo de la situación, haciendo brigadas de limpieza, organizando las escuelas, la atención sanitaria, conseguir maquinaria, etc. Sin embargo acordaron con la patronal y con el gobierno concentraciones en la puerta de las empresas, diciendo que de las responsabilidades ya hablaremos, ahora hay que ocuparse de las víctimas, bla, bla, bla.
Joseba, de Bilbao: No tenemos que darle vueltas a lo que podría haber pasado, ahora tenemos que hacer una propuesta. La propuesta es: la organización independiente y propia de los afectados por la dana es imprescindible y debe ser inmediata porque eso es lo que se necesita ahora mismo. Porque de lo que se trata es de que a la gente le llegue la idea de que si no se organiza ahora mismo de manera independiente las instituciones la van a dejar en la estacada. No va a haber ninguna solución, es mentira. No la ha habido en Tenerife, no la hubo con los terremotos, no ha habido con inundaciones, no la ha habido con nada. Toda la gente que tuvo estos procesos, excepto nosotros, se ha quedado tirada. En el caso de las inundaciones de Bilbao toparon con una organización entre política y estructural social muy fuerte.
Entonces la primera cosa qué es, lograr la organización independiente de la gente generando sus propias organizaciones. Se puede proponer una asociación de afectados por la dana y a partir de ahí formar asociaciones y luego ir a una federación de asociaciones de forma que puedan trabajar conjuntamente y hacer propuestas colectivas en contra lo que proponen las instituciones, porque lo que proponen es lo que tú acabas de decir, que el barro siga donde estaba, las escuelas están cerradas, todo está sin hacer, esa es la propuesta de las instituciones.
¿Frente a eso qué? Frente a eso organización de la gente misma y empezar a poner encima de la mesa su propia reivindicación: la limpieza de todo ha de ser garantizada, la vivienda para la gente que la ha perdido, a cuenta de las administraciones públicas, de alguna manera ir fijando una tabla de exigencias.
R: ¿Puedes explicar qué organizarse?
Blas: La autorganización es que decenas de miles de jóvenes han acudido con una escoba, un pozal, a ayudar a los damnificados, quitar el barro, enfermeras voluntarias, bomberos. La Generalitat, el gobierno valenciano, prohibió acudir a los bomberos que venían de Euskadi, Cataluña, incluso de Andalucía. Les tuvo en la frontera de Valencia y no les dejó entrar, no les dio permiso. Pero voluntarios que estaban de vacaciones, o de permiso, voluntariamente dejaron las vacaciones para ir a ayudar a los damnificados para entrar en los pueblos, y el pueblo como pudo, con medios precarios se organizó para empezar a limpiar, para buscar a los que faltaban, para llevar medicinas a los ancianos que estaban en un tercer piso sin ascensor, etc.
R: Has hablado de los generales retirados…
Cuando hubo la primera gran manifestación exigiendo la dimisión de Mazón, este tenía que hacer algo. Había 2000.000 pidiendo su dimisión. Cogió a las dos consejeras que dieron la cara mientras él estaba no se sabe haciendo qué, dice que una comida… Cogió a las dos consejeras que dieron la cara y dijo vosotras sois las responsables, fuera, y en lugar de las consejeras ha traído a un general retirado. Ha hecho vicepresidente del gobierno a un general que se ha traído a otro general de secretario autonómico para organizar la reconstrucción. Lo primero que ha hecho el general es decir que si él fuera un general en activo cobraría 92.000 euros al año, un consejero no puede cobrar más de 82.000 euros al año y exigió que a él se le pagasen 94.000 y hubo que modificar la ley del gobierno valenciano que prohibía cobrar más de 82.000 euros al año a un consejero. Han retirado el tope para que los generales cobren como un general en activo.
R: ¿Qué dice la población en Bilbao, en Madrid, en Barcelona?
Pablo, de Madrid: Para todo el mundo es evidente que las instituciones no han funcionado, en primer lugar la valenciana e incluso la gente cercana al gobierno de Sánchez entiende que se ha dejado que Mazón pueda continuar y que el Estado no ha tomado en sus manos las riendas en la gestión del conflicto. Cualquier trabajador que se ponga en la situación del pueblo valenciano entiende perfectamente que tu vida entera, tu casa, tu barrio, la escuela de tus hijos, el centro de salud donde llevas a tus padres enfermos, la carretera, tu coche, todo el mundo se pone en la situación de que lo pierdes todo y de que no te llega la ayuda, de que no funcionan los servicios públicos y hay una solidaridad de querer ayudar y una simpatía enorme de todos los jóvenes que van a ayudar y de todos los servicios públicos del país que vienen a ayudar e incluso extranjeros como los bomberos de Francia y de muchos lugares. La gente valora que hay esos operarios públicos pero entienden que las instituciones no están enviando ni organizando esa ayuda ni expropiando tal vez a las constructoras para tomar la maquinaria de construcción, los tractores o los camiones pesados para poner todos los medios, no solo de los bomberos, la policía y el ejército que en parte se ha empezado a notar pero de una manera insuficiente. Todos los recursos privados también se deberían a poner en manos de la reconstrucción y de los que están trabajando allí. La gente entiende que hay un fallo generalizado de las instituciones más allá de la simpatía que la gente tenga hacia un gobierno u otro y entiende que no está funcionando y por la experiencia de otras ocasiones ven que esto va a tardar mucho en solucionarse. Todo el mundo tiene conocidos en Valencia, los trabajadores de Madrid vamos a veranear a Valencia y todo el mundo conoce las tiendas, los restaurantes de allí, las tiendas y de repente no se puede transitar por la calle. Hay una inquietud y una empatía por lo que padece la población allí y ganas de ayudar y de expresarse.
Sebastián, de Barcelona: Yo hablo en nombre de la juventud catalana, sobre todo estudiantes y trabajadores y concretamente de Barcelona, donde se conoce la naturaleza de las instituciones monárquicas por la represión que ocurre en Cataluña de forma muy especial desde la sentencia del 1 de octubre, del procés, derivado de la declaración de independencia unilateral de Cataluña. Lo de Valencia es muy nítido, la juventud se solidarizó en forma de campaña y fue ayudar a Valencia y lideró el movimiento de ayuda y de solidaridad con los afectados de la dana porque es la gota que faltaba para colmar el vaso. En Cataluña ha habido años seguidos de emergencia climática, de sequía, y no se hizo absolutamente nada para solucionar el problema cuando la solución más coherente era invertir en estructuras.
En Cataluña, parte de los jóvenes sufren una situación universitaria lamentable con matrículas que superan los 1.500 euros al año en el sector público y los gobiernos siempre dicen que no hay posibilidad de financiarlo por el mecanismo presupuestario y sin embargo ahora aumentan casi el doble los presupuestos de guerra, y nos pintan la cara como payasos porque ese dinero que se podría invertir en servicios públicos se invierte en guerra y en represión. Cuando en Valencia ocurre lo que ocurre después de más 40 años en que no se invirtió para encauzar el torrente de Valencia, del Poio, era nítido que cualquier avance social, sea para proteger a la población trabajadora, para facilitar el acceso a la educación o para solucionar cualquier problema con un carácter social, ello entra en contradicción completa con la propiedad privada. En Valencia lo que sucedió hace un mes es porque los gobiernos no quisieron invertir en proyectos y planes que estaban aprobados hace más de 30 años y son las mismas instituciones que en Cataluña rechazan cualquier reivindicación por el acceso a la educación. De hecho, el banco Santander manda en la Universidad de Barcelona.
R: ¿Y que dicen en Bilbao?
Joseba: Tuvimos una experiencia única porque coincidieron las inundaciones con las fiestas de Bilbao. El modelo festivo de Bilbao es un modelo de participación popular que se organiza en las llamadas comparsas. En ese momento cada comparsa pertenecía a una organización política o a una asociación de vecinos con lo que la capacidad de actuar organizadamente como un bloque estaba garantizada porque todas las comparsas participan en la coordinadora, órgano rector de la parte festiva que gestiona la participación popular. En ausencia de respuesta de las instituciones, quienes primero respondieron fuimos las comparsas. Y cuando vino el ejército, nosotros ya estábamos en plena faena viendo qué comparsa iba a cada uno de los barrios, como se dividían la asignación de tareas de limpieza por todos los barrios altos, Casco Viejo, Gran Vía, por todas las zonas de la ría.
Se organiza el «comité de comparsas». Las fiestas tienen una organización popular al margen del ayuntamiento. En la coordinadora de comparsas miran qué fuerzas reúnen, qué herramientas tienen, dónde están ya trabajando y a dónde pueden ir. Establecen las prioridades para ayudar, organizan comisiones (por ejemplo para conseguir más picos, azadones y palas) y designan a los que desde el ayuntamiento organizan todo el trabajo. Cada coordinador se reúne con su comparsa y discuten lo acordado. El coordinador dice: nos toca ir a tal barrio, como si fuese el servicio militar.
Las tareas en Valencia son mucho mayores, por tanto la organización ha de ser mayor.
R: Tú has dicho antes que en estas instituciones nadie rinde cuentas y que de estas instituciones podridas no se puede esperar nada, y que la gente se da cuenta. A partir de aquí, ¿se puede decir que lo que pasa en Valencia es una causa de todo el movimiento obrero de España, de toda la población, de toda la juventud?
Blas: Dos cuestiones. Es un momento excepcional en el que el Estado, a nivel práctico, «se derrumba y desaparece». En ese momento, si las direcciones sindicales hubieran querido, se tendrían que haber puesto a liderar la reconstrucción. Absolutamente nadie, ninguna institución, se habría atrevido a cuestionarlo. Podrían haber tomado para sí o incluso incautado maquinaria como tractores, grúas o lo que fuere. Ellos podrían haber organizado la asistencia sanitaria y los suministros, por ejemplo. No llegaba nada. Por ello, es un momento excepcional en el que el pueblo y sus organizaciones podrían haber tomado el poder de hecho. El Gobierno valenciano es de lo peor y por ello la población se atreve a tildarlos de «asesinos».
Pero puntualizaré sobre el Gobierno central: 5.000 viviendas han quedado arrasadas, inservibles. Y viene la ministra de Vivienda y Agenda Urbana y dice que ofrecerá 25 millones de euros para ayuda a la vivienda. Abre un registro para el que quiera vender su piso, acude allí, el Gobierno se lo compra, supongo que tendrá que negociar el precio, paga impuestos, lo rehabilita. Con 25 millones, en el mejor de los casos caben doscientos o trescientos pisos, máximo. Eso es cinismo, porque definitivamente no resuelve nada. Son limosnas, nada más. Y eso es lo que nos dan a los trabajadores.
Sebastián: Tu pregunta al respecto de que lo ocurrido en Valencia es una cuestión que afecta a todo el conjunto de trabajadores del Estado español, se ejemplifica de una manera muy simbólica en Cataluña porque superó incluso la política sectaria con la que obran los partidos soberanistas catalanes, que concentran un considerable número de jóvenes en sus órbitas. Los jóvenes fueron los que se vieron liderando todo el espontáneo movimiento de solidaridad obrera entre trabajadores del Estado español: catalanes, valencianos, andaluces, gallegos, manchegos y todos los demás. Ello pone en jaque a la Monarquía, que oprime justamente a todos los pueblos del Estado español. El sectarismo de los independentistas no logró contener la solidaridad espontánea que surgió entre esos jóvenes de Cataluña. Hablo de Cataluña porque vivo y milito en dicha realidad. Por lo tanto, pone en el centro un denominador común entre todos los oprimidos de España, y pone en contradicción la salida que el independentismo catalán propone. Pone en jaque, entonces, a la Monarquía, que es responsable y no responde ante las exigencias que se le son hechas.
Otro ejemplo es lo que sucede en las universidades con los comités de acción por Palestina y contra el genocidio. Esos jóvenes organizados en torno a la cuestión de Palestina (con o sin las limitaciones que pueden existir) constituidos hace meses están protagonizando el movimiento de solidaridad con Valencia y eso demuestra claramente que el desastre ocasionado por la dana de hace algunas semanas no es un problema que incumbe solo a los valencianos. Es una cuestión de todos los pueblos de España que son oprimidos por esa monarquía podrida que es responsable y no ha dado respuesta porque tampoco es capaz de darla.
Pablo: Bueno, respecto de lo que decía Blas: por un lado tienes lo que ha faltado y falta todavía que es la voluntad de organizar a toda la gente dispuesta a ayudar. Porque las personas que están afectadas están malviviendo y haciendo lo que pueden. Podría estar allí un ejército de voluntarios, de gente joven sobre todo. En momentos de vacaciones o fines de semana hay gente que podría estar dispuesta a ir a ayudar y el peligro para las instituciones es que esa solidaridad se exprese conectando con lo que decías tú, con la indignación que existe en Valencia. Y no solo eso, que se exprese conectando en medidas concretas como exigencias de medidas y responsabilidades. Si tú estás limpiando una calle y ves obras, por ejemplo, podrías ir y tomar para ti la maquinaria y utilizarla al servicio de las necesidades presentes.
La clave sería que las masas que se manifiestan allí en Valencia, que hay que recordar que acudieron en contextos precarios y con mucho empeño y esfuerzo, se articulen de manera que puedan exigir medidas concretas para brindar la posibilidad de ayuda. Que se exijan medidas que permitan que los trabajadores puedan ir allí a ayudar, que se pongan a disposición todos los medios y recursos…
La solución para los habitantes ahora mismo sería pensar en las viviendas arrasadas y en toda la gente desplazada (viviendo en polideportivos, colegios, etcétera) y darles una vivienda para que puedan trasladarse y así tener garantizadas unas mínimas condiciones decentes. Hay un censo de viviendas vacías, de viviendas en «fondos buitre», en manos de bancos o que están cerradas: de ese censo, calcular las necesarias y expropiarlas, dárselas a la gente que ahora mismo lo necesita. Es una medida de emergencia alojar a los afectados (¡¡¡pisos, los hay!!!). Hay que alojar en esas viviendas ya, porque los que perdieron sus casas no pueden estar viviendo en «barracones» y en condiciones indecentes. Igual con los colegios y centros de educación: no se reconstruirán en pocos meses, pero los niños y niñas afectados tendrán que ir al colegio. Habrá que tomar medidas que garanticen sus derechos igualmente. Lo mismo vale para los centros de salud y todos los demás servicios públicos básicos.
Sobre esa expresión del movimiento de solidaridad, de ir allí a ayudar, «alguien» debería expresar públicamente que hay medidas de poder efectivas que hay que exigir y tomar. ¿Y a quién hay que exigirle estas medidas? A las instituciones. Y si no responden, hacerlos nosotros, los trabajadores mismos.
R: Me enteré de que en el Congreso Confederal de UGT tan solo un minuto de silencio se realizó en memoria a las víctimas de la dana de Valencia. Me parece increíble. Así pues, ¿si los dirigentes actúan de tal manera (contra los trabajadores), qué podemos hacer nosotros desde las bases?
Blas: 5000 viviendas han desaparecido y están destruidas. Cuando decimos que miles de jóvenes acuden a las zonas a limpiar, el gobierno de la Generalitat dice no, no, no vayáis que molestáis, molestáis al ejército y a los servicios públicos que llevamos allí. Mentira porque no llevan a nadie, pero tenían miedo de que esas decenas de miles acabasen organizándose y testificando lo que había.
Pablo: Pero por ejemplo ahora siguen habiendo voluntarios, sigue llegando gente, aunque menos. El problema es que alguien normal, alguien que esté estudiando o trabajando , tampoco puede ir a Valencia. Yo por ejemplo, en mi empresa, lo primero que se nos ocurrió, es joder, estamos en un erte la semana siguiente, no teníamos que trabajar y a lo mejor podíamos haber organizado desde el sindicato y decir oye ¿quién quiere ir a Valencia? Exigimos a la empresa que nos pague… Porque la empresa dijo que iba a recoger dinero y dárselo a la Cruz Roja y que si los trabajadores poníamos 10.000€ ellos ponían otros 10.000 y a lo mejor les podíamos haber dicho, mira, guárdate eso. ¿Por qué no hacemos una encuesta y si hay 100 personas que queremos ir a Valencia y llenamos dos autobuses, pagadnos el autobús, pagadnos el alojamiento, pagadnos la comida, hablad con los concesionarios, que al final lo han hecho y han llevado 20 máquinas allí a limpiar, que no sé si habrán estado una semana o cuatro días o dos días para hacerse la foto para hacer una operación de marketing, eso no lo sabemos…
A lo mejor eso hubiera sido una forma concreta y efectiva de hacerlo… no sé si por ejemplo ahora en las Navidades, puede haber un nuevo flujo de esa solidaridad, porque en las vacaciones de Navidad a lo mejor, muchos estudiantes cuando terminen los exámenes, puede ser un momento para que vuelva a ir mucha gente joven a Valencia. o gente que en los trabajos tiene más días de vacaciones, o moscosos, a lo mejor puede ser una ocasión para que la gente pueda ir para allá.
Se podría organizar que la gente fuera para allá y que hablaran, bueno pues con bomberos y con asociaciones de vecinos… Es verdad, los alcaldes, están hablando de que los alcaldes y los concejales de los pueblos están al pie del cañón, repartiendo tareas.
La gente con la que he hablado, que han ido allí a repartir ayuda, dicen que es un desastre porque no hay una organización a la hora de limpiar y la desesperación de la gente por ayudar y por los afectados y la gente que va ayudar limpian sobre lo limpiado y hacen cosas un poco desorganizadamente y es un desastre. Sería una ocasión para poder ir allí a echar una mano, pero habría que dirigirse a alguien, a los servicios públicos, a los ayuntamientos a los sindicatos locales y decirles oye ¿por qué no ayudáis a montar esto? Porque el sindicato de sanidad puede decir oye pues yo me voy a encargar de organizar grupos de voluntarios que vengan a ayudarnos a limpiar los centros de salud o el sindicato de enseñanza podría decir oye, vamos a intentar limpiar estos dos colegios… Y hay escuelas que todavía están cerradas y centros de salud, etc.
Xabier, de Madrid. El compañero hizo una pregunta muy interesante, que estaría bien discutir y es, qué podemos hacer a nivel organizativo o político cuando los dirigentes sindicales del mayor sindicato de España no presta más atención que un minuto de silencio para las víctimas de la dana. ¿Cómo la clase obrera puede organizarse cuando sus sindicatos y sus organizaciones no responden ante una crisis tan grave como la que estamos viendo? ¿Cuáles son las salidas?
Quiero recordar lo que ha dicho una compañera esta mañana… Creo que primero hay que iniciar una batalla y es clave recuperar esas organizaciones para la clase trabajadora, pero ¿cómo iniciar ese proceso? ¿Ahora mismo, exigiendo que se impliquen no? Y organizándolo… Si estamos en una delegación sindical, podemos decir… ¿ quién quiere venir a Valencia a ayudar?
Pues lo vamos hacer de esta manera. Vamos a pedir a los sindicatos locales si ellos lo pueden organizar, ¿cómo les podemos ayudar? Si ellos no organizan… Por ejemplo el día de la expresión de la indignación en Paiporta contra el rey y la reina, Mazón y Sánchez, los habitantes y voluntarios que estaban allí dieron un paso en actuar juntos, en ayudar y en rechazar.
Ese día los sindicatos organizaron una concentración de 10 minutos que querían que simplemente, fuera un minuto de silencio y luego dijeron que se leyera su comunicado y en mi sección sindical dijimos, no, no, nosotros vamos hablar y vamos a decir nuestro punto de vista, con mucho respeto porque sabemos que hay muchos afiliados que son de izquierdas, de derechas, hay gente que no cree en nadie… pero vamos a decir que lo que hemos visto ese fin de semana es la indignación de la población valenciana y de los voluntarios de alrededor que van ayudar contra todas las instituciones, contra todo gobierno e independientemente de quien pudiera tener más culpa y está claro que el gobierno valenciano tiene una política absolutamente criminal, por denegación de auxilio, es para que estén en la cárcel y el gobierno de Sánchez podría haber tomado medidas, tiene instrumentos legales para haber intervenido en ese momento en la Comunidad Valenciana y haber dicho, me voy a poner en la cabeza de lo que está pasando. Porque si desde el minuto 1, ves que no se está avisando, que las alarmas no llegan a la población, tendrías la justificación para intervenir y nosotros en esa intervención dimos nuestro punto de vista
Claro que tenemos que exigir responsabilidades y tenemos que ver cómo ayudamos, este es un momento para ser solidarios y pensar que hay un cansancio de las noticias de Valencia y la gente está traumatizada, está en shock, porque la empatía hace que tu te imagines que te pasa a ti y hay una reacción de huir de eso y la gente necesita expresarse, tanto solidariamente (porque si la gente pudiera ayudar ayudaría) y también exigir esas responsabilidades aquí en Madrid o en otras ciudades y decir queremos ayudar, queremos ayudar y queremos que se den los medios para eso.
Veías la concentración que hicimos allí y me estaba acordando de que con el Prestige pasó una cosa parecida, lo decía Ana esta mañana, y cuando hubo la crisis del chapapote y el hundimiento del Prestige y también hubo una gestión criminal por el gobierno de la junta de Galicia pero también el gobierno estatal contribuyó a eso, los dos eran gobiernos del PP, pues hubo una ola de solidaridad de mucha gente joven fue a Galicia a limpiar las playas y nosotros organizamos un autobús e hicimos un encuentro de jóvenes, en la Costa de la Muerte y no sé quizás se podría hacer más adelante, un encuentro de voluntarios y de gente que ayuda y se podría organizar un tipo de conferencia.
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