2 de noviembre: Conferencia Europea en Berlín contra la Guerra
Poco a poco, los Gobiernos y los medios de comunicación nos van preparando para una guerra generalizada. Hace unos días el señor Biden, al que le quedan pocas semanas de presidencia, decide que Zelenski puede utilizar los misiles de largo alcance suministrados por los Estados Unidos contra la Federación Rusa. Pronto fue secundado por Stamer en Gran Bretaña y Macron en Francia. Putin responde amenazando con la posibilidad de utilizar armas nucleares tácticas. Alemania ha elaborado un plan de contingencias, de 1.000 páginas, para la guerra. Suecia, Finlandia y Noruega preparan a su población.
Netanhayu, haciendo caso omiso a la orden de arresto del Tribunal Penal Internacional, intensifica la ofensiva genocida contra el pueblo palestino. Mientras desde su Gobierno apuntan a la posibilidad de anexión de Cisjordania y Gaza por parte del Estado sionista. Y los Gobiernos europeos se niegan a romper relaciones económicas, diplomáticas y militares con Israel.
No son conflictos aislados, los tambores de guerra suenan por todo el mundo, incluyendo el Pacífico, donde Japón ha botado su primer portaaviones desde la II Guerra Mundial, pero al mismo tiempo crece la indignación entre las poblaciones de todos los países. El 80% de la población alemana se opone a la guerra, tanto Zelenski como Putin se enfrentan a crecientes dificultades para reclutar jóvenes soldados y multiplican los mercenarios…
¿Y qué hace el Gobierno «progresista»?
El 19 de noviembre, el ministro de Asuntos Exteriores, junto con sus colegas de varios Gobiernos europeos, firmaba una declaración en la que consideran «imperativo» incrementar el gasto militar, y añaden que, «en muchos casos, será necesario un gasto superior al 2 % del PIB», como ya exige Trump antes de tomar la presidencia.
Una Conferencia Europea contra la Guerra se ha desarrollado en Berlín el 2 de noviembre. Y es que -y no solo en Alemania- la oposición a la guerra y sus consecuencias sociales es más que mayoritaria. Pero esta oposición se enfrenta a un gran obstáculo: no tiene un referente político suficientemente desarrollado. Publicamos en la página 12 las tomas de posición de tres fuerzas de resistencia en Alemania, Francia y Gran Bretaña.
Esas posiciones señalan el camino, también para nuestro país, y los trabajadores y los pueblos están dispuestos a la resistencia. Como, aunque en otro terreno, lo muestra el pueblo de Valencia, donde los sindicatos de la enseñanza y la plataforma de organizaciones constituida organizan nuevas movilizaciones exigiendo responsabilidades y la dimisión de Mazón. Se enfrentan al parasitismo del régimen monárquico que solo es eficaz para servir a la OTAN y los intereses de las multinacionales y el imperialismo, pero que es incapaz de evitar las catástrofes, actuar para minimizarlas o reparar los daños.
La lucha contra la guerra, contra la guerra social, contra el genocidio y los Gobiernos que lo fomentan o amparan, está más que nunca relacionada con la lucha por las reivindicaciones sociales y políticas.
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