Cambio de Gobierno, pero no de política
El sábado 10 de julio Pedro Sánchez operó un profundo cambio de gobierno, nada menos que siete ministros nuevos más dos que modificaron sus funciones.
Sin duda hay diversos factores y presiones diversas que actuaron, pero nos parece importante resaltar lo esencial y verlo desde el punto de vista de los intereses de los trabajadores, de los jóvenes, de los pueblos que componen hoy nuestro país.
Dos días después, las instituciones del capital financiero europeas deciden desbloquear los primeros 9.000 millones de los Fondos Europeos y anuncian 10.000 millones más para fin de año.
El miércoles 14 de julio el Tribunal Constitucional anula el confinamiento decretado en el estado de alarma de marzo 2020 planteando que hubiera sido necesario el estado de excepción.
Estos hechos ocurridos en un espacio de 5 días merecen una interpretación
Por un lado, Pedro Sánchez refuerza el área económica dirigida por Nadia Calviño (la voz de Bruselas) y por otro lado a Yolanda Díaz, ministra de trabajo, militante del PCE. Algo que tranquiliza al capital financiero en cuanto al “rigor” con que se van a emplear los Fondos, destinados en un 70 por ciento a las grandes empresas, con nombres fraudulentos como la transición energética, la economía verde y otras lindezas por el estilo. Y por otro lado organiza el necesario “acompañamiento social” que Díaz intenta garantizar por su relación estrecha en el marco del “diálogo social” con los dirigentes sindicales, y también con fuerzas y movimientos políticos.
Podemos decir que el nuevo gobierno tiene el respaldo y la relativa confianza de los poderes financieros.
Sin embargo, los partidos franquistas mantienen su oposición feroz, expresando la política del aparato de Estado franquista de acoso al Gobierno, y la reciente sentencia del Tribunal Constitucional tiene este objetivo. No tiene nada que ver con la defensa de las libertades atacadas por el Estado de Alarma sino con la desconfianza de las instituciones heredadas del franquismo respecto del Gobierno, precisamente por su debilidad y su supuesta incapacidad para enfrentarse a las reivindicaciones de los trabajadores y los pueblos (de ahí la insistencia constante en someter al pueblo catalán y en que el Gobierno no es de fiar).
El problema de fondo
Desde la Unión Europea se intenta emprender una gigantesca operación de desindustrialización y ataque a todos los derechos y conquistas en nombre de la supuesta “economía verde” y la digitalización. No es casualidad que al tiempo que anuncian el desbloqueo de los primeros fondos advierten que ejercerán un control absoluto de los gastos, y “que un tercer pago en la primavera del 2022 de 12.000 millones estará condicionado a la aprobación de una nueva reforma laboral” (La Vanguardia, 14 de julio). En efecto los Fondos europeos, lejos de ser la “salvación”, actúan como un misil contra todos los derechos y conquistas y están al servicio de una profunda reestructuración o desmantelamiento industrial, desmantelamiento de los derechos laborales y de la sanidad, enseñanza y pensiones públicas.
Desde Bruselas se habla incluso de crear un Fondo social de más de 70.000 millones para prevenir posibles estallidos sociales o movimientos tipo “chalecos amarillos”. Este es el miedo que recorre las altas instancias del poder político, económico e institucional.
La resistencia en curso, que ha dado sus mejores ejemplos en la movilización continuada del personal sanitario y los pensionistas, y que ha prendido en diferentes empresas como Tubacex o Airbus (apoyo a las empresas auxiliares, huelga en todos los centros para exigir salvar la fábrica de Puerto Real, apoyo a las huelgas de otras empresas del metal) muestra que un movimiento de envergadura está dentro de lo posible y que solo la contención que produce la política de “diálogo social “ lo impide por el momento. El motor de fondo es la situacion insostenible para sectores masivos de la población: más del 20 por ciento en peligro de pobreza, 600.000 hogares sin ninguna renta y espectaculares cifras de paro.
Ayudar a organizar la resistencia, ayudar a formular las verdaderas reivindicaciones, ayudar a combatir en unidad contra los ataques constantes a las libertades es la funcion de los militantes de vanguardia. Es lo que desde este periódico intentamos apoyar haciéndonos eco de la resistencia, de las movilizaciones, sin ninguna condición, “gobierne quien gobierne”.
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