Ante la negativa a la aplicación de la amnistía, ¿quién manda aquí?
Declaración del Comité de Redacción de Información Obrera (10 de agosto de 2024)
La única anomalía del pasado día 8 de agosto, el día que se invistió a Salvador Illa como nuevo presidente de la Generalitat, más allá de nuestra opinión sobre el expresidente Puigdemont, fue que éste, no pudiera ejercer su derecho a voto presencial, como parlamentario escogido en las urnas.
Independientemente de si hizo lo que dijo que iba a hacer, la verdadera anomalía es que aún no haya sido amnistiado junto a todos los encausados, en cumplimiento de una ley aprobada por el Congreso de los Diputados el 30 de mayo de 2024, y firmada, a su pesar, por el rey.
De nuevo, todo el mundo lo ha podido comprobar: ni el plan de regeneración democrática presentado por Pedro Sánchez, ni el acuerdo para la renovación del CGPJ entre las direcciones del PSOE y del PP, garantizan nada cuando, como es el caso, el ejército de togados se niega a aplicar la ley. El poder judicial actúa como verdadero guardián del régimen monárquico que apenas se sostiene. Un régimen cuyo ADN se sustenta en la herencia franquista y en la defensa de los beneficios de los grandes capitalistas y de la banca, a través de la explotación y la represión. La monarquía es incompatible con los derechos de los trabajadores, con la libertad de los pueblos y con la democracia.
Esta es la verdadera anomalía. Frente a un poder judicial que no solo se niega a aplicar la ley, sino que además, en continuidad con lo que ha venido haciendo, se dispone a intervenir en la arena política para tratar de hacer caer un gobierno legítimo, y ante un poder judicial que se niega a respetar lo acordado por el congreso, que ampara el acoso que se realiza contra la persona de Pedro Sánchez, como antes hiciera contra otros dirigentes políticos, con la ayuda de la mayoría de los medios de comunicación, corresponde a todas las organizaciones que se reclamen de la democracia, cerrar filas y ocupar su posición en defensa de los derechos más elementales.
La Monarquía y su corte son totalmente irreformables. Abrir la vía de la democracia es avanzar hacia la república de los pueblos y para los pueblos. Avanzar en el camino al cual aspiran no solo todos los pueblos de España, sino toda la clase trabajadora.
Y eso, sin duda, hoy pasa por exigir que la ley de amnistía se cumpla. Que la ley se aplique. Sin ambages y sin dilaciones de ninguna clase.
Como primer paso para derogar la “ley mordaza” diseñada para impedir la protesta social.
¡Basta de dilaciones! ¡Amnistía ya!
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