9 de noviembre: el pueblo de Valencia exige responsabilidades a todas las instituciones y reconstrucción ya, de inmediato
Más de 150.000 participantes en la manifestación que este 9 de noviembre ocupó el centro de Valencia bajo el lema «¡Mazón dimisión!». Fue una manifestación histórica, como las de la guerra de Irak. Miles de jóvenes acudieron con carteles pidiendo la dimisión de Mazón, y también la responsabilidad de los gobiernos central y autonómico. No se resignaron a permanecer en silencio, y pronto empezaron los gritos de ¡Mazón, dimisión!, ¡asesinos, asesinos!, ¡ni olvido ni perdón! y ¡el president a Picassent (la cárcel de Valencia)! Exigían en primer lugar responsabilidades políticas y penales al principal responsable de la tragedia, pero tras el recibimiento al rey y los presidentes de los gobiernos central y autonómico por el pueblo de Paiporta, el pueblo valenciano ha seguido la valentía política de ese pueblo devastado, y ha dicho sin paliativos, con la movilización multitudinaria, que exigen responsabilidades a todas las instituciones, que quieren reconstruir todo, sus bienes y sus vidas ya, de inmediato.
Ni la juventud, ni los trabajadores, ni los pueblos tienen la menor confianza en las instituciones, consideran a todas responsables de la catástrofe, por lo que han hecho y por lo que no han hecho.
¿Tiempo habrá para exigir responsabilidades?
Desconcertados y aterrorizados por la explosión de indignación de la juventud y de los trabajadores en todo el Estado, unos y otros, repiten: «ahora, las víctimas; después, más adelante, ya analizaremos las responsabilidades», y cierran filas en apoyo de unas instituciones a otras.
UGT y CCOO se suman a este ambiente de «unidad» política e institucional y convocan concentraciones con la patronal en los centros de trabajo el día 8, en solidaridad con los afectados por la DANA, afirmando: «Momento habrá para pedir transparencia respecto a lo sucedido, exigir las responsabilidades que se deriven y las soluciones para el futuro».
Frenar la crisis, defender las instituciones
Fortalecido por este apoyo institucional, Carlos Mazón responde que no va a dimitir; que como mucho hará una remodelación de su gobierno.
Los partidarios de mantener este régimen necesitarían un gobierno fuerte y estable, capaz de diseñar un plan que dilatara durante años una pretendida reconstrucción, y una monarquía aceptada por la población, pero tienen un gobierno quemado en Valencia, otro contra las cuerdas en Madrid, y una monarquía denostada por su corrupción.
La juventud y los asalariados, que son la gran mayoría de los 850.000 afectados, todo el pueblo valenciano exige la dimisión de Mazón, al que consideran el gran responsable de la catástrofe. Pero todas las instituciones, y los partidos en el Gobierno, lo defienden, quieren mantenerlo, al menos hasta que, pasado un tiempo, pueda marcharse sin demasiadas consecuencias. ¿Por qué? La dimisión de Mazón ahora sería, a ojos de las masas, una victoria, lo sería de hecho. Eso aumentaría sin duda la confianza de las masas en su fuerza, aumentaría la conciencia de que es posible la reconstrucción inmediata, relacionada directamente con otras cuestiones candentes hoy política y socialmente, como el derecho a la vivienda, necesidad multiplicada por la catástrofe. ¿A qué espera el Gobierno para incautar los cientos de pisos desocupados?
Reconstrucción y propaganda
El Gobierno de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, ha aprobado un total de 14.373 millones en dos decretos leyes de medidas urgentes para la reconstrucción, medidas que denominan «escudo social y laboral». La política de este Gobierno «progresista», dirigida a paliar las necesidades de las capas más marginadas por el sistema, sin atacar la raíz de los problemas de la mayoría, la hemos tildado de «limosnas sociales».
El desastre es enorme, tal vez de un billón de euros: industria, agricultura, vivienda, automóviles… todo ha sido arrasado para decenas de miles de familias trabajadoras. Las medidas de los gobiernos son de todo punto insuficientes. La reconstrucción será cuestión de años, nos dicen. Sin embargo, si de lo que se trata es de «recuperar la confianza de la población en el Estado», en las instituciones, hace falta una gran campaña de propaganda que, a pesar de todo, no termina de calar en los medios.
Pretenden ahogar cualquier expresión política independiente, apegada a los intereses de los trabajadores y los pueblos de España. ¡Unidad! ¡Ahora las víctimas! ¡El Estado funciona! Airean que no es el pueblo el que salva al pueblo, sino los servicios públicos, esos mismos que el Estado de las autonomías lleva decenios desmantelando y privatizando.
Nos dicen que faltan decenas de miles de trabajadores para las labores de reconstrucción, ¿a qué espera el Gobierno para aprobar la ILP que legalizaría a medio millón de inmigrantes sin papeles?
El Estado, la Monarquía y sus autonomías ¿funcionan?, ¿al servicio de quién?
Las instituciones del Estado no han encontrado en 30 años los 250 millones necesarios para las obras hidráulicas que hubiesen evitado o reducido esta catástrofe; pero encontraron 100.000 millones para «rescatar» a los bancos. Y los fondos necesarios para aumentar por encima del 2 % del PIB los gastos militares como exige la OTAN, y miles de millones para la guerra de Ucrania.
Estas instituciones sólo funcionan bien para el capital financiero y sus instituciones (el FMI, la UE), para la política de guerra comercial y militar del imperialismo. ¿Van a romper los gobiernos sumisos a la Monarquía heredera de Franco, ligada al capital financiero y al imperialismo, con esa política y destinar el gasto militar a la reconstrucción? ¿Van a decir a la UE que, ante la emergencia, destinarán los miles de millones que sean necesarios a la reconstrucción, y que eso no cuenta como déficit público, sin someterse a las reglas de austeridad de la Comisión Europea?
Los trabajadores y los pueblos han de desprenderse de esas instituciones podridas, corruptas y parasitarias, traer la República como una necesidad para la reconstrucción.
El futuro al que nos enfrentamos
La movilización del 9 de noviembre fue convocada por unas decenas de organizaciones. UGT, CCOO y el PSPV-PSOE no llamaron a participar. Compromís y Podemos, participaron sin pancartas ni consignas propias. Ningún partido con alguna influencia entre las masas quiere asumir la representación política de esa inmensa mayoría social que exige responsabilidades políticas a todas las instituciones.
De ahí la tremenda responsabilidad de los sindicatos y de sus dirigentes. El movimiento obrero debe ocupar su lugar en las tareas de reconstrucción, para obligar a movilizar todos los recursos disponibles para que lleguen ahí donde es más urgente y necesario.
No se puede confiar en las instituciones para una supuesta reconstrucción. Así, la reconstrucción tardará años, será dirigida por el capital financiero en función de sus intereses. Una parte importante de las masas puede caer en la desesperación, por el incumplimiento de las promesas de cada campaña electoral de las mínimas reformas anunciadas por los dirigentes políticos en los que han venido confiando, se llamen socialistas, comunistas o soberanistas, y dejarán de votarles o votarán a los fascistas, hartos de tanta mentira y de tanta manipulación. Entonces, esos mismos dirigentes las acusarán de haberse vuelto reaccionarias, dirán que tienen lo que merecen. Pero la responsabilidad es de quienes se proclaman defensores de los trabajadores y del pueblo, pero hacen la política del capital financiero, aunque la disfracen con limosnas sociales.
Los que impulsamos el periódico Información Obrera combatimos en nuestra clase, en las organizaciones para que se pongan a la cabeza para exigir no solo las reivindicaciones, sino un verdadero plan de reconstrucción.
Participamos en el Comité por la Alianza de Trabajadores y Pueblos (CATP) porque consideramos que es imprescindible unir fuerzas para responder a la ausencia de una representación política fiel a la clase obrera y los pueblos y porque consideramos que la lucha contra la Monarquía, por la República concentra todas la aspiraciones sociales y políticas de la mayoría social. Por ello os invitamos a organizaros con nosotros en este sentido.
¡Mazón dimisión!
Los gastos militares para la reconstrucción
Todas las instituciones son responsables de la catástrofe
Democracia y reconstrucción es República
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