Nuevo Gobierno, ¿peor política?
En los últimos días de 2023 el Gobierno de coalición –que persiste en autodenominarse progresista– ha anunciado las líneas básicas de su política presupuestaria, que se basa en una reducción real del techo de gasto, con un aumento del 0,5% para una inflación oficial del 3,8%. Fácil es calcular la diferencia y hay que señalar que no parece la decisión más oportuna, en una situación de grave deterioro de servicios como la sanidad pública y buena parte de las infraestructuras por los recortes de inversiones que han padecido desde hace 13 años.
A ello se suma la decisión de aplazar la subida salarial de los empleados públicos hasta la aprobación de los presupuestos (si es que finalmente se aprueban), prevista para el mes de abril. Eso, cuando existe un acuerdo con UGT y CCOO de aplicar una subida del 2% para 2024 y otra de un 0,5% retroactivo desde el 1 de enero de 2023.
De hecho, tal como no se cansan de repetir la ya exministra Nadia Calviño y la nueva vicepresidenta, con plenos poderes, Mª Jesús Montero, se trata de empezar a aplicar las nuevas normas de ‘estabilidad’ de la Unión Europea. Lo que supone aplicar nuevos recortes al tiempo que aumentan los gastos militares. Sin embargo los pensionistas han conseguido un aumento del 3,8%, sin duda insuficiente pero que demuestra que si se consigue una correlación de fuerzas suficiente se puede hacer retroceder al Gobierno y conseguir reivindicaciones.
La dirección del PSOE, que se confunde con el Gobierno, busca un pacto con el PP. Es el mandato de la Monarquía, que expresa la necesidad de unidad de las fuerzas que defienden al régimen. El discurso del rey por Navidad ratifica su política: por un lado, la continuidad del discurso del 3 de octubre de 2017, del “a por ellos” contra el pueblo catalán, de otro la exigencia de respeto absoluto de las instituciones, y en particular del franquista aparato judicial. Lo que permitiría que 5.343 jueces, seleccionados a partir del aparato de la dictadura, no elegidos por nadie, impongan su voluntad a los elegidos por más de 11 millones de ciudadanos.
A esta política interna corresponde la exterior. Sánchez ha ido a Iraq a afirmar que los ejércitos españoles refuerzan su papel en el dispositivo militar de los Estados Unidos e Israel en la zona. Sobre todo, el Gobierno se permite algunos gestos en relación a Palestina, pero bien lejos de una mínima posición democrática, que incluiría la exigencia de alto inmediato al genocidio, ruptura de relaciones económicas, militares y diplomáticas con Israel. Este es el sentir de la mayoría, en un momento en que Gaza es la prueba moral y política de toda la humanidad, y de todas las fuerzas políticas. Los trabajadores tomarán nota de los silencios, las complicidades y las medias tintas. En este 2024 que comienza, afirmamos nuestro total apego a la defensa de los intereses de la mayoría de trabajadores y los pueblos, en el Estado español y a nivel internacional. A la defensa de las reivindicaciones y las conquistas sociales y democráticas.
Este es el sentido de luchar hoy por la República, y contra la política de cualquier gobierno que se someta en última o primera instancia a la Monarquía, a la OTAN, en suma, a la explotación y opresión.
¡Viva Palestina libre!
¡Por la República, por los derechos de los pueblos y los trabajadores!
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