¡Mazón dimisión!
Y después, ¿qué reconstrucción hay? Grandes superficies, multinacionales y grandes empresas han recibido ayudas a fondo perdido, préstamos del ICO y contratos sin problemas (Bonaire, Ford, Clece -Grupo ACS- y diversas empresas procesadas y hasta condenadas por corrupción son buenos ejemplos de ello), pero quienes han perdido o han visto dañada su vivienda, los pequeños comercios, los pequeños agricultores han tenido que financiar la reconstrucción y no recibirán más que una parte de los daños materiales sufridos, porque los morales no tienen reparación posible.
Exigimos responsabilidades: castigo a los culpables. Reconstrucción y no más destrucción
23 de octubre de 2025
Se cumple un año de la «barrancada» que destruyó viviendas, cultivos, industrias, infraestructuras, que causó 231 muertes y destrozó decenas de miles de vidas para las que volver a la normalidad anterior será difícil, para algunas será tarea casi imposible.
Las instituciones, todas ellas, son responsables de lo sucedido, pero no al mismo nivel. Vayamos por partes: Carlos Mazón, el muy miserable presidente de la Generalitat, prefirió una comida con una amiga, que duró horas, a dar la alerta y ponerse al mando de la emergencia para salvar vidas. Todo su Gobierno, tan irresponsable como él, hizo lo mismo, empezando por la vicepresidenta Susana Camarero, a la que son atribuibles las muertes de los ancianos en las residencias. Mazón y su gobierno son los responsables de esas muertes. El CECOPI, que concentraba los poderes del Estado en ese momento, se reunió tarde y fue incapaz de dar la alerta, de actuar con la diligencia que se requería de él. Todas las instituciones abandonaron al pueblo a su suerte, antes, durante y después de la catástrofe, y nadie ha asumido responsabilidades aún.
Durante decenios, la Monarquía parasitaria se ha enriquecido a costa de las comisiones pagadas por las multinacionales y de los regalos de los bancos y de las grandes empresas; y los gobiernos, centrales y autonómicos de cualquier color político, han privatizado y desmantelado la sanidad y la enseñanza públicas, han atacado el sistema de pensiones y han convertido la vivienda y los servicios públicos en el negocio del capital financiero. No ha habido dinero ni interés en actualizar, mejorar y mantener las infraestructuras, en ordenar el territorio en función de los intereses de las clases trabajadoras; la especulación, al servicio de la cual está este régimen, es la ley de hierro que hoy hace de la vivienda y de un trabajo con derechos algo inalcanzable para la juventud. No es por casualidad que, el 3 de noviembre del año pasado, el pueblo de Paiporta recibiese al rey y a quienes le hacían lado con pelotazos de barro. Era la indignación del pueblo frente a la Monarquía y a las instituciones que se le someten. Indignación y rechazo que siguen latiendo hoy en la mayoría de la juventud, de los trabajadores y de los pueblos.
Y después, ¿qué reconstrucción hay? Grandes superficies, multinacionales y grandes empresas han recibido ayudas a fondo perdido, préstamos del ICO y contratos sin problemas (Bonaire, Ford, Clece -Grupo ACS- y diversas empresas procesadas y hasta condenadas por corrupción son buenos ejemplos de ello), pero quienes han perdido o han visto dañada su vivienda, los pequeños comercios, los pequeños agricultores han tenido que financiar la reconstrucción y no recibirán más que una parte de los daños materiales sufridos, porque los morales no tienen reparación posible. Alcantarillado, planes de emergencia, modificación de los planes de ordenación urbana, reconstrucción de puentes y reparación y desvíos de barrancos e infraestructuras están pendientes un año después, y las hay que se reconstruyen incrementado los riesgos para la población. Por no hablar de los problemas de salud sobrevenidos a consecuencia de la dana, sin resolver por falta de interés y de medios.
Un informe del Ministerio para la Transición Ecológica afirma que el 60 % de las presas del Estado presenta problemas de seguridad, cuya subsanación supondría una inversión de 4.644 millones hasta 2033. Los recortes presupuestarios y la falta de medios, según alerta la Asociación de Ingenieros de Caminos, ha conducido a que miles de ciudadanos vivan en áreas de riesgo sin planes de emergencias implantados.
Estamos ante un choque de trenes entre las instituciones de la Monarquía y su sumisión al imperialismo (la OTAN y sus guerras), al capital financiero (la UE y el FMI y sus planes de ruina para trabajadores y pueblos), que necesita del aumento exponencial de los gastos militares y de la guerra para sobrevivir; un choque inevitable entre los intereses de unos pocos y las necesidades de la población trabajadora.
La «barrancada», los incendios, el escándalo de la prevención del cáncer de mama, las amenazas de suprimir el derecho al aborto, la negación del derecho a una vivienda digna, etc., todo indica la incapacidad del aparato de Estado burocrático y parasitario heredado del franquismo para resolver los problemas de la mayoría social. Este choque es el que hace entrar en crisis las instituciones. Dicen que la cadena se rompe por el eslabón más débil. Imposible saber por dónde romperá, qué acontecimiento concentrará la acción de las masas, huérfanas de dirección política, ni cuando puede suceder esto. Pero la estaca caerá. Cuando unos ministros piden la dimisión de una ministra para salvar al Gobierno en su conjunto, si todos empujamos, unos para echar a Mazón, otros para echar a Moreno Bonilla, otros a la Ayuso y todos para tumbar la Monarquía, enemiga de los pueblos y de sus derechos, bien integrada en la UE y en la OTAN, amiga del imperialismo estadounidense. Si todos empujamos juntos, el régimen se vendrá abajo. Motivos no faltan. Además, ¿quién puede afirmar hoy que, por ejemplo, no caerá la V República en Francia y que esto pueda dar un empujón definitivo al movimiento de masas en el Estado español?
La pregunta es: ¿cómo puede seguir Mazón de presidente? La legislación otorga a los presidentes autonómicos (como a caciques regionales) poderes antidemocráticos, muy por encima de cualquier institución regional y una inviolabilidad que solo el aparato judicial franquista podría cuestionar, o la propia Monarquía (recordemos el «a por ellos»). Las asociaciones de víctimas han pedido que Mazón no acuda al funeral de Estado del día 29, pero todo hace prever que estará allí. Dicen que es el protocolo, y es que la Monarquía necesita de todas sus patas para sostenerse. Si no acude, estaría dando la razón a las masas que exigen su dimisión, reconocería que él y su Gobierno son rechazados por la inmensa mayoría del pueblo valenciano.
Hace falta una movilización masiva y continuada, como la que se está llevando durante un año por el ASV, los CLER y la Plataforma Mazón Dimisión, una movilización que arrastre a quienes piden la dimisión de Mazón, pero no quieren poner toda la carne en el asador porque temen las consecuencias políticas y sociales que tendría el echarlo por la fuerza de la movilización de masas, ¿a quién defienden con su actitud timorata? Mazón caerá. No ha podido imponer el silencio y sus incontables mentiras, algunos periodistas y la jueza Nuria Ruiz Tobarra van sacando a la luz los acontecimientos de los días fatídicos de la dana, que ponen negro sobre blanco la responsabilidad de Mazón y de su Gobierno en las 231 muertes, asesinatos si somos claros. Tal ignominia no pasará como si nada. Ni la represión ni la venganza política (como es el caso, entre otros, de los centros de día del Parque Alcosa) le van a servir de nada. ¡Lo echaremos!
Aunque esta no es una cuestión solo valenciana, los trabajadores y los pueblos de España sufren, todos, las consecuencias de una misma incompetencia e irresponsabilidad institucional. La Monarquía de las autonomías, estructurada sobre el reparto de «competencias» entre las diferentes Administraciones públicas, solo puede provocar la perplejidad, el hastío y la indignación de la población que asiste a un intercambio de reproches y acusaciones entre los gobiernos y los partidos institucionales, mientras nadie asume responsabilidades y los problemas se pudren sin que ninguna institución los resuelva, ni aporte los medios necesarios para solucionarlos según los intereses de la mayoría social. Solo la movilización unida, masiva y continuada de trabajadores y pueblos, con el movimiento obrero a la cabeza, puede dar un vuelco definitivo a la situación.
¡Mazón y su Gobierno, dimisión!
Reconstrucción por el pueblo y para el pueblo
Castigo a los culpables
Contacto: io.valencia@informacionobrera.org






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