El fin de una gran empresa
La incertidumbre sigue porque ¿cuál será el futuro de los que se quedan y el futuro de una empresa que fue pionera en la creación de empleo? La destrucción de empleo estable no cesa y el empleo precario se consolida.
Telefónica anuncia un nuevo ERE, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo. En esta ocasión ha superado los 6.000 despidos, con una propuesta actual de 5.998 salidas tras una reducción del 5% en las filiales fuera del convenio principal, según informaron fuentes sindicales el miércoles 4 de diciembre de 2025. Desde que Telefónica inicio su privatización en 1991 no ha dejado de recortar empleo año tras año. Las excusas son la bajada de beneficios y la competitividad con las otras operadoras, pasando de aproximadamente 74.437 empleados en 1992 a 16.500 en 2022. La tendencia a la baja se ha mantenido durante años, con cifras que muestran una plantilla de 46.427 empleados en 2002, 23.548 en 2016 y 16.500 en 2022 y va a acabar en unos 15.000 y trabajando desde casa. Estamos asistiendo al final del empleo digno y haciendo digno el precario.
Pero no deja de ganar, el negocio funciona. En el tercer trimestre de 2025, la compañía logró 80.000 altas netas por portabilidad, la cifra más alta desde que se implantó este mecanismo en 2000, superando a sus principales competidores. Este crecimiento se ha mantenido durante 17 meses consecutivos en el segmento móvil, sin que ningún rival haya cometido un error catastrófico, lo que indica una mejora sostenida y no coyuntural.
El expediente que se plantea habla de personas nacidas en los años 64-71, todas y todos jóvenes en el mejor momento de su proyección profesional.
La empresa ha planteado un plan que incluye prejubilaciones para trabajadores nacidos en 1970 o antes, con una antigüedad mínima de 15 años en la compañía, y que se extiende a personas nacidas en 1971 en las filiales de Telefónica de España, Móviles y Soluciones. En las filiales Telefónica SA, Global Solutions e Innovación Digital, la empresa ha propuesto condiciones económicas inferiores a las ofrecidas en el convenio de empresas vinculadas (CEV), con un pago del 65% de la renta hasta los 63 años y del 35% entre los 63 y los 65 años para los nacidos en 1970 y años anteriores. Para las personas nacidas entre 1965 y 1968, se ofrece un 62% hasta los 63 años y un 34% entre los 63 y los 65 años, mientras que quienes nacieron en 1964 o antes recibirían un 52% hasta los 63 años y un 34% entre los 63 y los 65 años. En Movistar+, la afectación se ha reducido de 297 a 245 salidas, y el ERE se limita a personas nacidas en 1970 o antes, aunque las condiciones económicas han sido calificadas como «insuficientes» por los sindicatos.
En todo caso, estos acuerdos todavía no están firmados. También están barajando que se puedan marchar personas que no han llegado el nivel de cotización compensándoles con un dinero para que tengan la posibilidad de jubilarse en mejores condiciones.
Cierto que como a la empresa no le falta dinero se puede permitir el lujo de pagar y despedir a todos de una manercómoda y la mayoría que haya cotizado o llegue a cotizar los años saldrá en unas condiciones aceptables, pero al final es destrucción de empleo estable.
La incertidumbre sigue porque ¿cuál será el futuro de los que se quedan y el futuro de una empresa que fue pionera en la creación de empleo? La destrucción de empleo estable no cesa y el empleo precario se consolida.






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