Discurso de la congresista Rashida Tlaib en el congreso de DSA

Publicado el por Redacción de Información Obrera

Categoría: Actualidad Internacional

Debemos seguir exigiendo un embargo total de todas las armas, contra el Gobierno israelí, como todos sabéis. Y lo digo: llamadlo como queráis, un arma sigue siendo un arma. O queréis poner fin a la financiación del genocidio, o no lo queréis.

El Partido DSA (Democratic Socialists of America, Socialistas Democráticos de América) celebró su congreso del 8 al 10 de agosto de 2025.
Este partido ha experimentado un crecimiento fulgurante en los últimos diez años, gracias a la afluencia de miles de jóvenes militantes, a menudo reclutados durante las campañas presidenciales de Bernie Sanders, y el año pasado durante la campaña Uncommitted, que llamaba a votar en contra de todos los candidatos a las primarias demócratas, ya que todos ellos se habían posicionado a favor del genocidio en Gaza.
Este congreso reunió a más de 1.300 delegados que representaban a los cerca de 80.000 miembros de la DSA. Se trata del partido socialista más grande de la historia de Estados Unidos. Lo sucedido en ese congreso es de interés para todos los militantes que, en cada país, y también en el nuestro, se esfuerzan por construir una representación política fiel a los intereses de la clase trabajadora.
El discurso principal lo pronunció Rashida Tlaib, militante de la DSA, elegida para la Cámara de Representantes bajo la etiqueta demócrata. Es la primera representante nacional de origen palestino en Estados Unidos y ha liderado en la Cámara una lucha constante contra el genocidio. A continuación reproducimos su discurso, que hemos traducido de Informations Ouvrières n.º 871

Rashida Tlaib en el congreso de DSA:

Vengo de la sección de la DSA de Detroit. Es increíble para mí que todo el mundo haya oído ya mi nombre. Quiero daros las gracias de todo corazón. Vengo de la ciudad negra más bonita del país, la ciudad de Detroit. Camaradas, sabemos que es el momento de nuestro movimiento. Siempre he sentido que era nuestro momento.
Antes de empezar, quiero afianzarme en mis raíces. No solo como hija de padres inmigrantes palestinos, sino también como hija criada en el barrio negro más bonito del suroeste de Detroit, donde conviven veinte hermosas etnias diferentes, donde los movimientos se hacen oír. Es allí donde cada barrio tiene una historia arraigada en un movimiento que ha crecido en la calle, no en el Ayuntamiento.
Las ramas legislativas (1) están llenas de miembros de consejos de administración de empresas. Como decía Lila Catlin, que trabajó con Rosa Parks (2), el cambio, la transformación en nuestro país siempre viene de nosotros, no de la Casa Blanca ni del Congreso de los Estados Unidos.

Dinero para las necesidades sociales, no para el genocicio
Todos sabemos lo aterrador que es el clima político actual. Durante años, hemos visto cómo tanto demócratas como republicanos ignoraban a la clase trabajadora para librar guerras y ayudar al 1% (3) y a los multimillonarios. Y ahora… ahora, al genocidio del pueblo palestino.
Envían bombas y dinero a un Estado ladrón, violento, de apartheid, en lugar de financiar la sanidad gratuita aquí, en nuestro país. Los dos partidos del establishment (4) deberían ser condenados para siempre por su participación inmoral en esta lucha. En todo el país, personas que no comparten ni mi fe ni mi origen exigen el fin de la financiación del genocidio.
Ninguno de ellos preguntó a la población si quería dejar de financiar este genocidio. Hay demasiados partidarios de la guerra en el Congreso. Muchos de ellos se benefician de las empresas de defensa al poseer acciones en compañías que fabrican armas.
Así que, cuando los veo pulsar el botón «sí» para un presupuesto de defensa inflado a casi un billón de dólares, se benefician personalmente. Pero cuando los veo hacer eso, sé que nos alejamos aún más del acceso al agua potable en Flint (5) y en todo el país, que nos alejamos aún más de un sistema de salud universal; en este momento, tenemos un sistema de atención médica, no sanitaria. Esto nos aleja aún más del momento en que se comprenda que los trabajadores deben estar en primer plano en lo que financia nuestro Gobierno para que puedan prosperar, no solo sobrevivir.
Cada palestino asesinado con armas estadounidenses lo ha sido porque los dirigentes, incluidos los presidentes Biden y Trump, piensan que los palestinos no merecen vivir. Creen en esos estereotipos racistas que hacen que los palestinos sean desechables a sus ojos. Pero en DSA siempre, siempre hemos estado arraigados en el movimiento contra la guerra que crece en nuestro país, un movimiento centrado en el fin de un sistema capitalista basado en la apropiación de la riqueza, la opresión y el dolor.
Desde Detroit hasta Gaza, DSA sabe que cuando decimos «Liberar Palestina», también estamos diciendo que el agua es un derecho humano, que la salud es un derecho para todos, que hay que poner fin a las guerras… y, sin embargo, en el país más rico del mundo seguimos viendo cómo hay personas que se arruinan por haber enfermado.
La violencia contra nuestro pueblo no tiene por qué adoptar la forma de un rifle o una bomba. Los sistemas y estructuras que nos rodean están matando a nuestro pueblo, a nuestros vecinos.
El efecto es el mismo. Y eso es lo que DSA no deja de mostrarles, una y otra vez. Nuestro Gobierno teme la fuerza de nuestro pueblo, a nuestros vecinos.
El efecto es el mismo. Y eso es lo que DSA no deja de mostrarles, una y otra vez. Nuestro Gobierno teme la fuerza de nuestro movimiento y se está volviendo cada vez más desesperado. Os lo digo, los veo desesperados. La represión demuestra lo débiles que son frente a nuestro pueblo.

Luchar por un embargo de armas a israel
Debemos seguir exigiendo un embargo total de todas las armas, contra el Gobierno israelí, como todos sabéis. Y lo digo: llamadlo como queráis, un arma sigue siendo un arma. O queréis poner fin a la financiación del genocidio, o no lo queréis.
No se puede patrocinar una ley para prohibir ciertas bombas y al mismo tiempo votar a favor de más financiación para el mismo país que comete ese genocidio.
No se puede lamentar las muertes o las hambrunas y al mismo tiempo permitir que ese mismo Gobierno israelí cometa crímenes de guerra utilizando el acceso a los alimentos como arma de guerra.
No se puede boicotear el discurso de Netanyahu y luego reunirse con él e incluso difundir la retórica racista y las mentiras de un Gobierno arraigado en el racismo antipalestino y la islamofobia.
Si no está lo suficientemente claro, voy a ser aún más clara para el Congreso: un arma es un arma, un genocidio sigue siendo un genocidio, por mucho que se intente evitar la palabra.
Escuchen bien: los representantes elegidos de Israel utilizan el lenguaje del genocidio a gran escala. Escúchenlos. Ya es hora de que mis colegas dejen de buscar excusas, de querer «elaborar estrategias», de creer que se puede elaborar una estrategia en torno a un genocidio.
Cuando me preguntan qué hacer, les digo simplemente: «Pregunten a sus electores, como hacen con cualquier otro tema». La mayoría les dirá: «Dejen de financiar el genocidio».
El criminal Netanyahu ha anunciado su intención de expulsar por la fuerza a toda la población y tomar el control definitivo de Gaza. Es la fase final del genocidio. Los colegas tuitearán sobre el tema, expresarán su preocupación, pero no utilizarán su voto para detener el envío de dinero y fondos.
Pero tendrán que rendir cuentas, rendir cuentas por estos crímenes monstruosos. Las excusas de los criminales de guerra y los financiadores del genocidio, así como de sus aliados políticos, no les salvarán de rendir cuentas ante sus propias comunidades.
Estoy emocionada en esta tribuna porque, si alguna vez han escuchado mis discursos, a veces digo lo siguiente: me pregunto si, imaginando que no fueran palestinos, ¿los verían por fin? Cierren los ojos e imaginen que no son palestinos. ¿Los verían por fin como dignos de vivir? La deshumanización comenzó mucho antes de que yo fuera elegida para el Congreso. Mucho antes. Siguen propagando increíbles falsedades sobre los palestinos, convirtiéndolos en «menos madres, menos hijos, menos humanos». Algunos conocen la verdad, pero son unos cobardes que se niegan a defender a sus electores. He leído una cita de un periodista, probablemente ya la hayáis visto, que dice algo que sé que es cierto y que siento que se avecina: «Un día, cuando no haya riesgo, cuando ya no haya ningún coste personal por decir las cosas como son, cuando sea demasiado tarde para pedir cuentas a nadie, todo el mundo habrá estado siempre en contra».

Estos métodos de guerra se aplican ahora en los propios Estados Unidos.
En DSA, sabemos que en todo el mundo, desde hace mucho tiempo, hemos visto cómo se ha ido forjando la repugnante alianza entre políticos estadounidenses y capitalistas, inventando nuevas formas de matarnos de hambre, torturar y asesinar a quienes reclaman sus derechos. Y hoy en día, esos mismos métodos se repiten aquí, cada día.
Agentes enmascarados del ICE (6) aterrorizan a nuestros queridos vecinos. Trump y sus secuaces desmantelan sistemáticamente nuestro Gobierno para hacernos más enfermos y más pobres, mientras que los multimillonarios se hacen más ricos. Y los racistas y reaccionarios se sienten más poderosos que nunca para escupir su odio cobarde y atacar violentamente. ¡Qué vergüenza!

Al mismo tiempo, vemos surgir espontáneamente en las calles una resistencia sin precedentes para proteger nuestras comunidades. Los habitantes de mi distrito me dicen: «Es la primera vez que me manifiesto». Todos esos vídeos, en los que se ve a gente corriente arriesgándose para proteger a los demás, son una fuente increíble de inspiración para mí.
En todo el país están surgiendo redes de vigilancia de ICE y organizaciones de ayuda mutua. Nuestros trabajadores se sindicalizan y ganan. Y Detroit está en primera línea, los trabajadores paran el trabajo y forman sindicatos para vivir con dignidad.

Sala del congreso del DSA,Chicago, Illinois.

Hoy luchan por mejores salarios y ganan, tanto en Estados Unidos como en México. Hay una energía revolucionaria en el aire. Por primera vez, siento una alianza entre quienes están en contra de la guerra y quienes están en contra de la clase multimillonaria, que responden y se unen para decir: «Que paguen los putos ricos».
Le corresponde a la DSA organizar el poder del pueblo para que se convierta en una fuerza capaz de combatir el fascismo y ganar. Se necesita un frente unido para repeler a los salvajes. Esa es vuestra tarea.
Cuando os reunáis, comprended que es nuestra responsabilidad, nuestro momento.
No hace falta que me digan que el establishment demócrata ha fracasado totalmente a la hora de resistir a los multimillonarios, a Trump y al fascismo. Sus donantes son los mismos, al fin y al cabo. Sirven a los mismos intereses: el capital y el imperio. Su popularidad está en su nivel más bajo desde 1994. Todos sabemos por qué, pero ellos no lo entienden.

Los trabajadores ansían un cambio revolucionario
Por eso es tan importante la DSA. Podemos diagnosticar de forma honesta y auténtica los problemas a los que se enfrenta la clase trabajadora estadounidense y luchar por un cambio real que ataque la raíz del problema. Las masas trabajadoras están hambrientas de un cambio revolucionario.

DSA puede crecer como fuerza política organizando a las personas que los demócratas y los republicanos han dado por muertas. Al mismo tiempo, en las supuestas instituciones de educación superior, los estudiantes son acosados y castigados por neoliberales asustados que utilizan las mismas tácticas que Trump para reprimir las protestas contra la limpieza étnica.
En mi casa, en la Universidad de Michigan, en Ann Arbor, se persigue e intimida a quienes no están de acuerdo en el campus. Pero estos estudiantes asustan tanto al rector de la universidad, a los miembros del consejo e incluso al fiscal general de Michigan, que la universidad está dispuesta a sacrificar su larga y honorable reputación para hacer la vista gorda ante el genocidio.
La gente me ataca constantemente: «Eres socialista demócrata… socialista… socialista…». Yo sonrío. Digo: «Soy una chica de la UAW (7) ». Fue un gran momento cuando mi padre, con el seguro dental, pudo llevar a sus catorce hijos al dentista gracias al sindicato. Así que cuando los medios de comunicación me atacan, no me importa. Porque no dejaré que mi vecino muera de hambre o sin agua.
La confianza se construye a través del contacto humano y la experiencia vivida, tanto como a través del puerta a puerta. Para que DSA alcance su potencial, debemos aceptar crecer nosotros mismos. Necesitamos más miembros de comunidades diversas en nuestros puestos de dirección. Fracasamos cuando, en una sala como esta, solo hay un puñado de nuestros vecinos negros.
Ya no creen en el Partido Demócrata, buscan un nuevo hogar político. Y nosotros lo tenemos. Debemos hablar mejor del socialismo democrático, de una manera accesible y relacionada con sus vidas. Esta es su casa, aquí en DSA. Ya lo estamos haciendo desde la base. Esta semana, Denzel McCampbell de DSA ganó las primarias del consejo municipal de Detroit sin un solo centavo de las empresas.
Él sabe que los problemas provienen del monopolio de la empresa eléctrica DTE, que compra a los políticos en Lansing (8).
Sus experiencias le guían en su lucha contra los monopolios, contra las subidas de tarifas, contra la deshumanización que supone cortar la electricidad a quienes son demasiado pobres para pagarla.
De eso hablo para la siguiente etapa: ganar las elecciones locales o ayudar a alguien de la comunidad a hacerlo. Unos cientos de votos pueden cambiar nuestras comunidades. En 2011, gané por solo 900 votos, después de llamar a 55.000 puertas. Ganamos con amor y humanidad, no repitiendo eslóganes vacíos como hacen los demócratas.
Cada organizador de mi equipo acaba convirtiéndose en un trabajador social, porque ayudamos a la gente a afrontar sus retos diarios. Y no hace falta ser miembro de DSA para sentirse inspirado por victorias como la de Zohran Mamdani.
Hablad de política con vuestros familiares, vuestros vecinos, vuestra red de contactos. Podemos hablar de clase, raza, género, sexualidad, y también derrocar este sistema que financia bombas mientras Flint y otras ciudades siguen sin tener agua potable.
Los ricos y poderosos quieren vernos destrozados. Pero debemos creer en el poder del pueblo para superar a los multimillonarios y fascistas. El poder está en los barrios, no en Washington.
Nos encontramos en una encrucijada de la historia estadounidense. Vamos a recuperar este país para nuestras familias trabajadoras y a derrotar a estos fascistas odiosos. Vamos a ganar porque no tenemos otra opción.
Y sí, vamos a liberar Palestina. Nuestro movimiento no se detiene, solo acaba de empezar.
Gracias a todos. Gracias.

NOTAS

1.- Las ramas legislativas en Estados Unidos son las diferentes cámaras a todos los niveles: ayuntamientos, cámaras y senados estatales, cámara de representantes y senado, etc.

2.-Activista afroamericana, figura importante del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos. El 1 de diciembre de 1955, en Montgomery, Alabama, se negó a levantarse de su asiento para cedérselo a un blanco, por lo que fue detenida y procesada. El consiguiente movimiento de solidaridad de la población negra logró que, un año después, el Tribunal Supremo de Estados Unidos declarara inconstitucional la segregación racial en los autobuses.

3.- El 1% más rico, en contraposición al 99% de la población.

4.- Demócrata y Republicano

5.- Ciudad de Míchigan, cuyo agua corriente estuvo contaminada con plomo y legionela entre 2014 y 2019, lo que la hizo no apta para el consumo.

6.- Policía federal de inmigración, responsable de redadas cada vez más violentas contra los trabajadores inmigrantes.

7.- Sindicato del automóvil. Detroit es el centro histórico de la industria automovilística estadounidense. También es una ciudad con mayoría negra.

8.-Capital de Míchigan.

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