Democracia o jueces franquistas
La contradicción entre democracia/libertades e instituciones franquistas sigue más que nunca viva. Solo una ruptura democrática puede abrir un camino de paz, libertades y fraternidad entre los pueblos que permita derrotar a las derechas.
Los últimos acontecimientos judiciales, y en particular el fallo del Tribunal Supremo condenando al fiscal general del Estado, muestran abiertamente las contradicciones de este régimen. Es decir, la contradicción abierta entre derechos, libertades y las instituciones heredadas del franquismo, como el Poder Judicial.
No se trata de una anécdota, ni siquiera de que 15 días después no se conozca aún la sentencia escrita, que probablemente ponga de manifiesto las incongruencias del fallo, que ya muchos denuncian. La cuestión de fondo es ¿quién manda en este país? Y nadie puede negar que los llamados «poderes fácticos» (el capital financiero y las instituciones heredadas del franquismo sin depuración alguna) están por encima de las instituciones elegidas por los ciudadanos. Y, como el Tribunal Supremo, no solo no son neutrales o «independientes», sino que siempre se han caracterizado por su carácter de clase y antidemocrático, avalando las contrarreformas laborales, y todas las medidas de represión contra los catalanes del Procès, los dirigentes de Podemos, los centenares de sindicalistas….
El Gobierno, que dice responder a la mayoría social, está paralizado ante esta ofensiva porque vive en una contradicción: o se enfrenta a los poderes e instituciones heredadas del franquismo –como demandan muchos militantes del propio PSOE- o cede ante ellas y actúa contra su propio electorado.
No se puede ganar a las derechas con la política de las derechas. Solo con un giro a la izquierda que responda a las exigencias de la mayoría puede mantenerse e incluso derrotar a la derecha. Véase en páginas interiores el análisis que hacemos del acuerdo de Función Pública.
Ni el aumento brutal de los gastos militares, que de todas maneras nunca serán suficientes para Trump, ni los acuerdos con el PP y Junts pueden dar solución a los problemas sociales de nuestro país, al tiempo que se mantiene la Ley Mordaza contra manifestantes y activistas.
La contradicción entre democracia/libertades e instituciones franquistas sigue más que nunca viva. Solo una ruptura democrática puede abrir un camino de paz, libertades y fraternidad entre los pueblos que permita derrotar a las derechas.






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