Catar, un mundial ensangrentado
Hace unos días ha terminado el mundial de fútbol 2022, celebrado en Catar. Una sede escogida a base de sobornos en un país que no respeta los derechos humanos y laborales, que niega sus derechos a las mujeres y encarcela a los homosexuales. Toda una operación de propaganda para una dictadura teocrática y subsidiaria del imperialismo USA.
Un mundial escogido a base de sobornos
La elección como sede de Catar, un país donde las temperaturas en verano superan los 50 grados a la sombra, obligaba a cambiar las fechas del mundial, celebrándolo en el mes de diciembre, lo que ha supuesto interrumpir durante un mes las principales competiciones de fútbol, las europeas.
¿Cómo se ha llegado a esa elección? Muy sencillo: Catar ha utilizado su enorme potencial económico, como uno de los mayores productores mundiales de gas natural, para sobornar a los responsables de la FIFA encargados de designar la sede del mundial. Así lo afirma la Fiscalía del Distrito de Brooklyn (Nueva York), que investiga a más de 50 personas por esa trama. “Varios miembros del comité ejecutivo [de la FIFA] recibieron sobornos en relación con sus votos. Por ejemplo, al acusado Ricardo Teixeira, Nicolás A Leoz y a otro investigado se les ofrecieron y recibieron sobornos a cambio de su voto a favor de que Qatar fuera sede de la Copa del Mundo de 2022″. Así de contundente es la acusación de los funcionarios encargados de la investigación de lo que se ha llamado el caso FIFA-Gate. En Francia, Michel Platini, expresidente de la UEFA y antiguo jugador de la selección francesa de fútbol, fue imputado y detenido por corrupción, conspiración criminal y tráfico de influencias, e inhabilitado por 4 años por el cobro ilegal de 1,8 millones de euros dentro de la investigación por la adjudicación del Mundial de Qatar.
La política de sobornos de Catar no se limita al mundial de futbol. Recientemente, se ha destapado una trama de sobornos en el Parlamento Europeo, donde varios eurodiputados han han recibido grandes sumas de dinero o regalos sustanciales para influir en las decisiones del Parlamento Europeo a favor de Catar y otros países árabes. Entre los que han recibido dinero de Catar se encuentra el que durante muchos años fue secretario general de la llamada Confederación Europea de Sindicatos (C.E.S.), Luca Visentini, y que ahora ha confesado haber recibido 50.000 euros de Catar.
La corrupta familia real catarí maneja una fabulosa fortuna. El actual emir, con sus 13 hijos y 3 esposas, cuenta con un patrimonio personal de más de 2.500 millones de euros (300.000 toda la familia real). Sólo uno de sus yates cuesta 300 millones, en un país que, según el autor francés Thomas Piketty, es el régimen más desigual del mundo, con diferencias extremas semejantes a las de las sociedades más esclavistas a lo largo de la historia. El 1% más rico concentra más del 80% de la renta total frente a menos del 10% de la renta que corresponde al 50% más pobre.
Un país sin derechos laborales
La población del estado catarí en abril de 2022 era de 2,7 millones de habitantes, de los cuales 2,42 millones eran extranjeros, sin ningún derecho, y con muy pocas posibilidades de acceder a la nacionalidad catarí, porque el país tiene las leyes de naturalización más restrictivas del mundo. Muy rara vez se les otorga la ciudadanía. Casi todos esos inmigrantes son varones trabajadores, lo que explica que la población femenina actual del emirato sea de sólo un 24,1%. En el emirato conviven señores feudales (los verdaderos dueños del país), una minoría privilegiada de cataríes, de la que se nutren los cuerpos de funcionarios, la policía y el ejército, y el proletariado extranjero.
Esa clase trabajadora migrante está compuesta –salvo una minoría privilegiada de trabajadores occidentales de paso temporal a los que convencen con retribuciones más elevadas en empresas que no pagan impuestos al no existir contribuciones a la Seguridad Social, – por trabajadores y trabajadoras extranjeras en pésimas condiciones como empleadas del hogar y obreros de la construcción de países asiáticos, con salarios paupérrimos. Viven una situación de semiesclavitud, mediante el sistema kafala (patrocinio) de trabajos forzosos y explotación por el cual el empleador es dueño del trabajador (los obreros, al aceptar el contrato, se comprometen a trabajar durante 5 años con el mismo patrón sin poder cambiar de empresa en ese periodo. El patrón les confisca su pasaporte). Tienen prohibido formar sindicatos o afiliarse a ellos. La situación es especialmente dura para las trabajadoras domésticas internas a causa de su aislamiento en el domicilio del empleador, que es también su lugar de trabajo.
Toda la economía catarí depende de esa mano de obra esclavizada. Como señala Fonsi Loaiza en su libro Qatar: sangre, dinero y fútbol, cuya lectura recomiendo, “usa la esclavitud laboral como motor del país y la estructura de clase se refleja en la descompensada pirámide poblacional, especialmente llamativa con una inmensa mayoría de hombres inmigrados entre los veinticinco y cuarenta años. Los trabajadores migrantes representan el 95% de la fuerza de trabajo. Sus patrones tienen potestad para restringir sus movimientos, retener sus pasaportes y si a los trabajadores se les ocurre protestar por sus derechos, son encarcelados, deportados y acallados.”
La construcción de los hermosos estadios donde se han jugado los partidos del mundial de fútbol ha estado a cargo de estos obreros inmigrantes en situación de esclavitud, con el resultado de la muerte de 12 obreros por semana desde 2010, 7.000 según los cálculos más reducidos.
Sobre estos 7.000 muertos, hay que destacar las declaraciones de Gianni Infantino, presidente de la FIFA: “Cuando hablamos de este tema, que es el trabajo, del trabajo duro… Cuando le das trabajo a alguien, incluso en condiciones difíciles, le das dignidad. No es caridad, es una cuestión de orgullo. 6.000 personas también pueden estar muriendo en otros sitios. La FIFA no está para ser la policía del mundo ni es responsable de todo lo que pasa en el planeta, pero gracias a la FIFA y el fútbol se ha contribuido a un cambio social positivo en Qatar”. Cambio que sólo existe en la cabeza de Infantino.
… ni derechos civiles
Se trata de un país donde las relaciones homosexuales están tipificadas como un delito de sodomía, castigado con hasta 7 años de prisión, según el artículo 296 de su Código Penal, y donde las mujeres necesitan el permiso de un tutor para casarse o viajar al extranjero.
La libertad de expresión no existe, a pesar de que Catar sea la sede de la potente emisora de televisión Al Jazeera, que es vista por más de 250 millones de personas en todo el mundo. Los periodistas Halvor Ekeland y Lokman Ghorbani de la TV pública de Noruega NRK fueron retenidos durante 32 horas en noviembre de 2021, cuando intentaban informar sobre la situación de los migrantes esclavizados. Fueron acusados de grabar sin permiso del régimen y, “de acuerdo con las normas cataríes”, la policía eliminó las imágenes que mostraban las condiciones infrahumanas de los obreros en campos de trabajo hacinados en agujeros en la zona industrial.
Un Estado vinculado al imperialismo USA
Aunque la teocracia corrupta de Catar fue establecida, tal como ahora la conocemos, en 1971 por el imperialismo británico, que concedió entonces la independencia al emirato, éste se ha vinculado estrechamente al imperialismo USA.
Catar alberga su base militar más grande en Oriente Medio. Se trata de la gran base aérea Al Udeid, donde se alojan 11.000 efectivos de las Fuerzas Armadas estadounidenses y 100 aviones operativos. Al Udeid ha sido clave para las operaciones militares estadounidenses en Iraq, Libia, Siria o Afganistán. Cuenta con la pista de aterrizaje más grande de Oriente Medio con una longitud de unos 3.750 metros.
Esta instalación militar, situada a 30 kilómetros de la capital Doha, es la sede del Centro de Mando (Centcom) de Estados Unidos desde el año 2003 y allí tiene su base el Centro de Operaciones Aéreas Combinadas donde también se realizan tareas de servicios secretos y contrapropaganda.
Además, Catar es un gran cliente de la industria bélica de los EEUU. Un importante comprador de buques de guerra, que mantiene una flota aérea desproporcionada para los pilotos con los que cuenta. El mismo año del bloqueo compró a Estados Unidos 36 cazabombarderos F-15 por valor de 10.700 millones de dólares. Los cataríes han aumentado un 434% el gasto militar respecto a 2010 con un dispendio bélico de 11.600 millones de dólares en 2021.
Las conexiones españolas de Catar
Fonsi Loaiza explica en su libro la adulación de las principales instituciones de la Monarquía española hacia la corrupta familia real catarí: “el emir de Qatar recibió del Gobierno español el Collar de la Orden de Isabel la Católica por ‘comportamientos extraordinarios que redundan en beneficio de la Naciones’, el alcalde de Madrid le hizo entrega de la Llave de Oro de la Villa del Ayuntamiento de Madrid, y los presidentes de la Cámara Alta y la Baja le concedieron la Medalla de Honor del Senado y del Congreso respectivamente. Mientras tanto, la reina Letizia, en la cena de gala de recepción al emir, lucía unos pendientes valorados en más de 100.000 euros, gentileza de los jeques. En cuanto a las críticas políticas, fueron poco más allá de proponer que se vaya a Qatar con un pin y una bandera LGTBI como modo de protesta”. Algo, por cierto, que finalmente no se hizo.
Esta adulación no es gratuita. El emir anunció una inversión de 5.000 millones de euros, que “con sus porcentajes oportunos de comisiones para intermediadores y comisionistas, da para muchos aplausos al emir”. Loaiza nos recuerda que Catar es el segundo mayor accionista de las empresas del Ibex 35, unos 9.000 millones. “Eléctricas, inmobiliarias, aviones, bancos, grandes almacenes, grupos de comunicación son, en mayor o menor medida, propiedad de Qatar”.
Lo único bueno del mundial, es que ganó Argentina. ¡Qué grande Messi!
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